RESULTADOS. Se podría pensar que Álex Contreras al fin se dio cuenta de qué país es ministro de Economía y Finanzas. Es que la semana pasada admitió que la economía peruana se encuentra en recesión. “No me cabe la menor duda”, señaló, antes de ingresar al Congreso para solicitar un nuevo crédito suplementario –aumento de gastos respecto del autorizado en la ley respectiva–. Pero su encuentro con la realidad fue fugaz porque minutos después aseguró que dicha medida permitirá un impulso de cinco puntos en el PBI (¿puntos porcentuales?): “Es un estímulo fiscal, debidamente calibrado, que nos va a permitir salir de esta recesión”. El titular del MEF tiene que entender que sus declaraciones fantasiosas están mellando la poca credibilidad que aún le queda al Gobierno.
Y el Pleno del Congreso, que también vive en un mundo paralelo y aún cree que puede recuperar algo de aprobación con leyes populistas, aprobó lo solicitado por Contreras con su característica ausencia de análisis y debate. Ese crédito suplementario asciende a S/ 3,019 millones, pero habrá otros S/ 1,025 millones por reasignación de recursos obtenidos vía deuda pública más S/ 1,403 por reasignación de recursos ordinarios. El monto no supera los S/ 8,232 millones del crédito suplementario que el Congreso aprobó en abril, que el MEF calificó de récord histórico y que afirmó impulsaría la reactivación económica.
Es obvio que no cumplió su cometido, pues el PBI comenzó a descender en mayo –ya había caído en enero y febrero, por las protestas, Yaku y El Niño costero–, ya que es erróneo esperanzarse en el gasto público para reactivar una economía que está en problemas porque la confianza del sector privado (empresas y familias) sigue sin recuperarse. Si bien parte de esta recesión es atribuible a las anomalías climáticas, y la falta de prevención, el caos político que está generando el Congreso también es muy perjudicial. ¿Se puede decir que en el Perú existe estabilidad jurídica cuando los legisladores quieren traerse abajo la Junta Nacional de Justicia (JNJ)?
La agencia calificadora Moody’s ha reducido su proyección de crecimiento del PBI para este año, de 1.3% a 0.6%, con riesgo a la baja. Pronto le seguirán otros, pero lo alarmante es que aunque la recesión terminará en algún momento (el efecto estadístico ayudará), sus consecuencias serán prolongadas, sobre todo para los peruanos de menores recursos. Tendremos una economía más débil, con mayor informalidad y, por ende, menor recaudación tributaria. Ya no habrá margen para anunciar millonarios créditos suplementarios.