Pobreza. Son muchos los factores que explican el aumento de la pobreza monetaria, es decir, la imposibilidad de gastar en una canasta básica de consumo. El 2020, aumentó debido a la recesión inducida por el covid-19.
El año pasado, ante al mal manejo de la política gubernamental del régimen de Pedro Castillo y la incertidumbre que ocasionó su discurso (y acciones) contra la libre iniciativa empresarial. La inversión privada se contrajo y, por ende, el empleo, lo que provocó el enfriamiento de los ingresos –a lo que se sumó la alta inflación–.
Pero la pobreza multidimensional, que mide la carencia de servicios esenciales, puede ser más grave, incluso cuando hay estabilidad (fiscal, monetaria, política) y crece la inversión (privada y pública), lo mismo que el PBI.
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Eso está ocurriendo en el Perú, y aunque el informe de pobreza del INEI se enfoca en el aspecto monetario, también proporciona cifras que muestran que millones de compatriotas no tienen acceso a servicios básicos como agua potable, alcantarillado y electricidad, aparte de otras dimensiones de pobreza como hacinamiento en el hogar, atraso y deserción escolar, y tenencia de computadora.
Por ejemplo, el 50.7% de la población nacional no tiene acceso al llamado “paquete integrado de servicios”, que incluye agua, saneamiento, electricidad, telefonía móvil e Internet. Asimismo, el 48.3% de hogares en situación de pobreza monetaria no cuenta con conexión a la red pública de desagüe dentro de la vivienda, lo que significa que sus miembros están más expuestos a contagiarse de enfermedades causadas por la insalubridad. En contraste, el 28.4% de hogares no pobres carece de desagüe.
Si bien ha habido avances en la construcción de infraestructura de servicios básicos, el crecimiento de la población y la falta de mantenimiento (aparte de los fenómenos climatológicos que dañan esas instalaciones) le están ganando la carrera a la inversión pública.
Esto refleja la escasez de planificación urbana, un problema persistente en nuestro país, aunque la responsabilidad no recae únicamente en las sucesivas gestiones del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, sino también en las de municipios y gobiernos regionales.
Comex Perú ha calculado que la pobreza multidimensional en el país afecta al 35.8% de la población (la pobreza monetaria es 27.8%). El gremio exportador considera tres dimensiones –acceso a servicios de salud, educación y condiciones de la vivienda–. Es claro entonces que se necesitan soluciones y planificación multidisciplinarias. ¿Alguna vez las tendremos?
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