Las estadísticas laborales suelen generar confusión si no son analizadas con detenimiento. Es que hay indicadores que no incluyen a todas las personas que alguien que no está familiarizado con esa data podría pensar. La Organización Mundial del Trabajo (OIT) define a la población en edad de trabajar (PET) como aquella apta, en cuanto a edad, para ejercer funciones productivas. El INEI, que es la agencia encargada de recopilar y divulgar estos datos en el Perú, considera que forman parte de la PET a quienes tienen de 14 a más años de edad.
¿Cómo se convierte la PET en la famosa PEA (población económicamente activa)? Aquí empiezan las confusiones. Resulta que solo la parte de la PET que está trabajando o que está buscando empleo es considerada PEA (o población ocupada), mientras que quienes no tienen trabajo y no lo están buscando, son definidos como “población económicamente no activa” (antes se la llamaba “inactiva” o PEI). En ese grupo figuran los estudiantes que no trabajan o los jubilados, y su variación anual no es muy pronunciada en épocas normales, pero cuando se producen shocks que afectan la economía y, por ende, el mercado laboral, sí hay cambios significativos.
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Por ejemplo, la PEI apenas registró un incremento de 1,500 personas en el 2019, respecto del 2018, mientras que la PEA aumentó en 367,700 personas en el mismo periodo. Utilizamos la época prepandemia como comparación pues la economía se desempeñaba bajo condiciones relativamente normales, lo cual no ha vuelto a ocurrir en los años que siguieron.
Durante la pandemia, la PEI creció abultadamente como consecuencia de los confinamientos –era imposible buscar empleo porque no se podía salir y/o porque muchas actividades económicas estaban cerradas o restringidas–. Esto provocó que otros indicadores laborales como desempleo, informalidad o subempleo sufriesen distorsiones, pues toman como base la PEA. Es decir, las personas que no tenían empleo ni lo buscaban no eran consideradas desempleadas, lo cual podría sonar inverosímil.
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La recesión también ha distorsionado las estadísticas laborales, pues ha vuelto a generar un salto notorio de la PEI. Al cierre del 2023, se encontraban en esa situación 7.75 millones de personas, lo que significó un crecimiento de 29.9% respecto del 2022, equivalente a 455,400 personas. El grueso de estos potenciales trabajadores se habría visto forzado a desistir de buscar empleo simplemente porque la probabilidad de conseguirlo era cercana a 0%. Y sin empleo, no hay ingresos, y aumenta la pobreza.