Escribe: Antonio Risso, Managing Director de Wealth Management de Credicorp Capital.
(Nota publicada el 9 de agosto del 2024) Los ETF (Exchange Traded Funds) son fondos que cotizan en bolsas de valores como si fueran acciones. Por lo general, son vehículos muy diversificados de bajo costo y, por ello, deben formar parte integral de cualquier portafolio robusto.
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A pesar de la reciente evolución de este vehículo hacia estrategias más sofisticadas, los ETF de mayor popularidad son los que replican a un índice de manera pasiva. Por ejemplo, el índice S&P500 está compuesto por las 500 acciones de mayor capitalización bursátil de la bolsa americana ponderadas según su valor de mercado. El S&P500 incluye empresas de los principales sectores de la economía estadounidense como tecnología, salud, finanzas, consumo discrecional, industriales y más. Esta diversificación significa que el índice captura una amplia gama de actividades económicas. Como las empresas con más capitalización tienen un peso mayor, los inversionistas se exponen a sectores con empresas maduras y estabilidad de utilidades, así como a empresas de alto crecimiento.
A primera impresión, uno puede asumir de manera errónea que los ETF pasivos no capitalizan oportunidades en tendencias seculares. Sin embargo, una mirada a la composición histórica de los índices demuestra otra realidad. La composición del índice S&P 500 evoluciona de manera continua en el tiempo a través de rebalanceos trimestrales. Esto si las empresas crecen en tamaño y ganan mayor peso. Por ejemplo, en los años 80 el sector de energía representó el 24% del índice y hoy sólo representa el 4%. El sector financiero, con un peso del 7 % en los 80, pasó a representar el 21 % del índice en la década del 2000 ante los cambios en los mercados financieros y las políticas económicas, y hoy redujo su participación al 13%. Desde el 2010, el índice evolucionó con el ascenso de gigantes tecnológicos como Apple, Microsoft y Google, reflejando la importancia del sector tecnológico en la economía moderna, y como resultado, su peso se ha incrementado de 15% a 30% actualmente. Como se puede verificar, los índices cambian en el tiempo y otorgan mayor peso a las compañías/sectores que impulsan el crecimiento económico.
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En consecuencia, un ETF que replica a los índices evoluciona en el tiempo pese a clasificarse como inversiones pasivas. Un ETF que replica el S&P 500 brinda exposición a tendencias y permite beneficiarse del crecimiento y la evolución general de la economía. Por ello, la importancia de utilizar la gestión pasiva como ancla y utilizar gestión activa en las dislocaciones de mercado o acentuar la participación en tendencias de alta convicción.
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