Gerente central de Consultoría en Salud y Beneficios de Marsh Perú
Desde este miércoles inició el proceso de vacunación para el rango para personas mayores a 36 años, con este avance cada vez más aumenta el número de vacunados que integra a la población económicamente activa (PEA). Por ello, las empresas ya han iniciado etapas piloto para la vuelta al trabajo presencial o ya trabajan bajo la modalidad híbrida, la cual implica intercalar turnos entre el trabajo remoto y presencial. Para ello, es necesario analizar los criterios que las organizaciones deberían considerar para que un trabajador retorne a los espacios laborales
Durante el primer año de pandemia, más de 2 millones personas tuvieron que dejar de trabajar como resultado de las medidas de aislamiento que se tomaron para mitigar el impacto de la COVID-19, según información del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Eso significó una caída del 13 % del empleo. Sin embargo, la PEA ocupada tiene una proyección de crecimiento del 7% al cerrar este 2021, de acuerdo a cifras del Ministerio de Trabajo.
Esta información ya es tomada en cuenta por los líderes de las organizaciones. De acuerdo a un reciente estudio elaborado por Marsh, más del 50% de empleadores en el Perú se encuentran en proceso de diseño de jornadas de asistencia en bloques diferenciados de equipos de trabajo a las instalaciones de las empresas.
Además de los diseños de las jornadas, las empresas deben considerar cuáles son las realidades de los trabajadores para que puedan regresar a la presencialidad. Para ello se debe tomar en cuenta la edad, las condiciones de salud, el sector en el que laboran, condiciones familiares y otras características que son valiosas para entender cómo organizar los esquemas laborales.
Respecto a las condiciones de salud de los trabajadores, el informe de Marsh recoge que el 43% de las organizaciones se encuentran en el proceso del diseño de retorno de la fuerza laboral acorde a una estratificación de riesgo, es decir, estimar qué trabajadores corren mayor riesgo al asistir a zonas de trabajo. Por lo cual, se sugiere que aquellos empleados considerados como grupo de alto riesgo completen su proceso de vacunación antes de regresar a sus centros de labores. Dentro de este grupo de riesgo se encuentran personas con enfermedades raras, quienes viven con cáncer o VIH, aquellos que reciben hemodiálisis, entre otros.
Otro aspecto a tomar en cuenta por las organizaciones es el tipo de trabajo y el sector en el que se desarrollarán los empleados. Ello debido a que áreas de servicio y atención al cliente enfrentan mayor riesgo debido a tener un mayor contacto con personas externas a las organizaciones.
Bajo este contexto, de acuerdo al Informe de vacunas COVID-19, elaborado por Marsh, el 17% de las organizaciones considera que sí requieren que sus trabajadores se encuentren vacunados para ciertos tipos de trabajo como en los sectores retail, comercio, y otros.
Una tercera consideración importante, es conocer cuál es la situación familiar y social de quienes aún laboran desde sus hogares. Es decir, cuántas personas aún equilibran sus actividades del hogar en paralelo con las responsabilidades laborales. Esta segregación permitirá decidir con mayor exactitud si estos trabajadores están dispuestos a volver a la presencialidad.
Finalmente, de acuerdo al ministro de Salud, Hernando Cevallos hay una alta posibilidad de que se esté dando una tercera ola de la pandemia, por ello se ha lanzado una alerta ante la posibilidad de este suceso. En tanto, continúan registrándose cada vez más casos de la variante Delta de la COVID-19. Esto supone reevaluar si es el tiempo apropiado para retornar a espacios físicos.
No obstante, a medida que el proceso de vacunación avance, las condiciones podrían mejorar. Hay que recordar que cada trabajador presenta condiciones distintas que se deben evaluar y que las decisiones que se tomen permitan seguir cuidando la salud del capital humano, al mismo tiempo que se protege la continuidad del negocio.