Economista, docente de la Escuela de Posgrado de la U. Continental
1. Desde el 2021, Petroperú se ha convertido en una fuente de noticias preocupantes para los peruanos: injerencia política en la empresa, debilitamiento de su plana gerencial, escándalos de corrupción, cuantiosas pérdidas de operación, ataques intermitentes al oleoducto, repetidos requerimientos de recursos fiscales y, finalmente, el anuncio de que recibirá concesiones petroleras “a dedo” –contraviniendo con esto el marco jurídico vigente y socavando aún más el debilitado clima de inversión del país. La pregunta que cabe hacerse es: ¿hasta cuándo?
2. Para analizar la problemática de Petroperú –sobre todo, la reciente decisión de su Directorio de solicitar un importante apoyo financiero adicional al Tesoro (es decir, a todos nosotros), así como la decisión arbitraria del gobierno de asignarle a dedo lotes petroleros con un valor estimado superior a los S/ 4,000 millones, en vez de subastarlos y obtener más recursos para el fisco– es importante primero definir qué es lo que se persigue: ¿cuál es el objetivo?
3. A mí me tocó liderar Petroperú en una coyuntura muy difícil. En el 2019, ya se había avanzado con más del 80% de la construcción de las unidades de proceso de la nueva refinería de Talara –un proyecto que, como he repetido muchas veces, nunca se debió haber acometido, pero que abandonarlo entonces resultaba mucho más oneroso que concluirlo. Los problemas de gobierno corporativo –traducidos en la falta de transparencia– eran muy grandes, como también lo era el sobreendeudamiento de la empresa. El planeamiento estratégico sirvió para explicitar un norte: buscar la inyección de capital privado y convertir a Petroperú en una empresa de capital mixto, reduciendo su fragilidad financiera y mejorando su gobierno corporativo.
4. Para lograr esto resultaba indispensable que, primero, el Estado aportase capital. Esta fue la conclusión a la que llegamos con muchos bancos de inversión. Dado que el valor patrimonial de Petroperú –estimado en base a flujos de caja descontados o a múltiplos– era cercano a cero o, incluso, negativo, para que un inversionista privado pudiese aportar capital y quedarse solo con una fracción del accionariado era necesario primero fortalecer patrimonialmente a la empresa. Por eso se solicitó un aporte de capital al MEF y lo hicimos públicamente, explicando el objetivo y la racionalidad. No fue aceptado; los corruptos dentro de la empresa ganaron la mano y lo que vino después es por todos conocido: lo estamos viviendo hoy.
5. El aporte de capital y el apoyo financiero del Estado en el año 2022 fue superior al que solicitamos el 2019. A pesar de esto, la empresa sigue en una situación financiera muy complicada que, supuestamente, la obliga a pedir más. La excusa es asegurar el abastecimiento interno de combustibles. No lo creo, pues el abastecimiento se puede asegurar con otras empresas que ya operan en el país. Se pide apoyo financiero porque es un recurso fácil para tapar los huecos que deja una mala gestión. ¿Cuántas empresas privadas quisieran que le regalen recursos cada vez que se equivocan?
6. El aporte de capital que se vio forzado a hacer el Tesoro Público en el 2022 (4,000 millones de soles) requería que, con el apoyo de una empresa especializada, se elaborase un plan de reestructuración orientado a reforzar la gobernanza y la sostenibilidad financiera y de las operaciones de Petroperú. Para este fin se contrató a la consultora Arthur D. Little. ¿Cuáles fueron sus recomendaciones? ¿Se ha cumplido con ellas? ¿Por qué no se ha procedido a fortalecer la gerencia desde que se recibió el aporte de capital? El hecho que no conozcamos casi nada al respecto y, por lo tanto, que Petroperú se siga manejando sin la transparencia requerida y sin las indispensables mejoras al gobierno corporativo es alarmante. Y, que en este contexto, el Directorio de la empresa decida solicitar un nuevo y millonario apoyo del Tesoro, bajo el pretexto de “asegurar el abastecimiento del mercado”, resulta inconcebible.
7. Sin duda, los detractores de Petroperú van en aumento. Las innumerables voces que se han alzado contra la solicitud de un nuevo apoyo financiero y de la arbitraria asignación de lotes petroleros a la empresa así lo demuestran. El directorio de Petroperú debería enfrentar las críticas transparentando lo que está haciendo, compartiendo con todos los peruanos cuál es el norte de la empresa, hacia a dónde se la está enrumbando.
8. Pedir más recursos a los peruanos para una empresa con el historial de Petroperú, sin demostrar antes que se ha cumplido con los compromisos adquiridos para obtener el aumento de capital de 2022, es poco serio. Hay que fortalecer a la empresa; para eso, antes que más recursos financieros, se necesita transparencia, nuevo capital humano y mejoras al gobierno corporativo.
9. Si el gobierno de Dina Boluarte opta por incrementar el apoyo financiero a Petroperú sin exigir antes una reestructuración sustancial que asegure su sostenibilidad, lo que estará haciendo es utilizar nuestros impuestos para financiar la ineficiencia y la falta de transparencia, en vez de la construcción y operación de postas de salud o de escuelas para nuestras niñas y niños.