La inflación de la zona euro en abril marcó un nivel récord de 7.4%, impulsada por el aumento de los costos de los combustibles y los alimentos, informó la agencia de estadísticas de la Unión Europea (UE), que rebajó su estimación desde el 7.5% preliminar.
La inflación se ha disparado en el último año, primero por los cuellos de botella de la oferta tras la crisis del COVID y después por las repercusiones de la guerra de Rusia en Ucrania, que han hecho subir los precios de todo tipo de productos, desde las materias primas hasta los productos industriales elaborados.
La presión de los precios es ahora tan amplia que incluso la inflación subyacente, que filtra los costos volátiles de los alimentos y el combustible, está muy por encima del objetivo de 2% del Banco Central Europeo (BCE), lo que indica que el alto crecimiento de los precios corre el riesgo de afianzarse.
La inflación, excluyendo la energía y los alimentos, se aceleró hasta 3.9% en abril, desde el 3.2% de marzo, mientras que una medida aún más limitada, que también filtra el alcohol y el tabaco, aumentó hasta 3.5% desde 3%, según Eurostat.
Esta alza de los precios es la principal razón por la que el BCE está casi seguro de que subirá las tasas de interés en julio, dando inicio a lo que probablemente sea una serie de movimientos de tipos que podrían elevar su tasa de depósito de menos 0.5% de nuevo a territorio positivo antes de fin de año.
Las autoridades del BCE están cada vez más preocupadas por el hecho de que el aumento de la inflación, que antes se consideraba transitoria, haya llegado para quedarse y se necesiten condiciones monetarias más estrictas para volver a situarla por debajo de 2%.
La Comisión Europea (CE) estimó esta semana el crecimiento de los precios en el 2023 en un 2.7%, lo que sugiere que la inflación estará muy por encima del objetivo del BCE al menos durante tres años consecutivos.
El aumento de la inflación de los servicios hasta 3.3% desde 2.7% también puede preocupar a las autoridades, ya que los servicios son intensivos en mano de obra y, por lo tanto, es más probable que alimenten las presiones salariales.
El rápido crecimiento de los salarios es una condición previa de la inflación duradera, pero también es un indicador en gran medida retrospectivo, lo que sugiere que una vez que la aceleración está en marcha, se hace más difícil de frenar.
Entre los miembros de la zona euro, la inflación de abril fue más alta en los países bálticos, con una tasa superior al 19% en Estonia. La más baja se registró en Francia y Malta, ambas con un 5.4%.