¿El conflicto en Ucrania supondrá el fin para los helicópteros en guerras? Las vastas pérdidas de estos aparatos recuerdan su vulnerabilidad, pero sobre todo la necesidad de no usarlos solos, aseguran expertos que apuntan a errores de las fuerzas rusas.
Repleto de sistemas de defensa antiaérea de largo y de corto alcance, el cielo ucraniano se ha convertido en una trampa mortal para estos vehículos como ilustran los numerosos videos publicados en redes sociales.
Desde el 24 de febrero, los rusos han perdido al menos 42 helicópteros y los ucranianos siete según el blog especializado Oryx, que recopila las pérdidas materiales en Ucrania con base en fotos o videos recogidos en el campo de batalla.
Concebidos para apoyar a blindados y tropas terrestres, los helicópteros de ataque están particularmente expuestos.
Desde el inicio de la invasión rusa, “las defensas aéreas de ambos lados tuvieron un efecto disuasivo claro en las operaciones de helicópteros”, estima Sash Tusa, analista británico en Agency Partners.
“Esos desagradables recordatorios de las realidades de la guerra de alta intensidad contra adversarios de fuerza similar socavan los argumentos para seguir invirtiendo y manteniendo las capacidades de ataque aéreo occidentales”, escribió en la revista especializada Aviation Week.
En otras palabras, el futuro del helicóptero como herramienta de asalto está en duda, sobre todo porque muchas de sus misiones pueden ser realizada por drones, mucho más baratos.
Desde el primer día de la guerra, el fracaso del asalto ruso al aeropuerto de Hostomel, cerca de Kiev, repelido por los ucranianos, evidenció los límites del asalto aéreo.
Un “fiasco ruso” que no se debió a las insuficiencias de los helicópteros, sino a las condiciones en que se utilizaron, aseguró Joseph Henrotin, investigador del Instituto de Estrategia Comparada.
“Los rusos trabajaron mal. Antes de una operación aérea se debe asegurar que el cielo está despejado y que se han eliminado las defensas antiaéreas enemigas”, explicó.
“Cañonero del cielo”
Michael O’Hanlon, experto del Brookings Institution de Washington, aseguró que los helicópteros “no son obsoletos, pero atacar en un sitio predecible donde el enemigo está en alerta no suele funcionar”.
Los helicópteros rusos Mi-24, Mi-28 y Ka-52, así como sus pares occidentales, el Apache estadounidense y el Tigre franco-alemán, fueron desarrollados durante la Guerra Fría para grandes enfrentamientos como los que ocurren actualmente en Ucrania.
“Fueron diseñados en una época en la que podrían haber sido utilizados sobre Alemania o Polonia, con una alta densidad de fuego y amenazas para los helicópteros”, recordó Henrotin.
Antes de prever el fin de los helicópteros, hay que ver el “concepto de uso” que han tenido los aparatos rusos en Ucrania, apuntó Patrick Brethous, asesor militar de Airbus Helicopters.
“Hemos visto muchos helicópteros rusos que vuelan de día a 100 metros del suelo y son derribados. Es un uso muy peligroso de los helicópteros”, agregó.
Igualmente, para Henrotin, el conflicto es un “recordatorio bastante sangriento para los rusos de lo más básico: un helicóptero no se utiliza solo”, sino que debe coordinarse con todos los medios militares.
Algunas de sus misiones, como las de reconocimiento, se pueden realizar por drones, pero éstos son complementarios y no pueden hacerlo todo. “Por el momento, no tienen el poder de fuego de un helicóptero de ataque”, recordó Henrotin.
El dron turco Bayraktar puede llevar cuatro misiles, mientras que el Ka-52, con 12 misiles, sigue siendo el “cañonero del cielo”.