Los Juegos Olímpicos se postergaron un año a causa de la pandemia del coronavirus. (Foto: AFP)
Los Juegos Olímpicos se postergaron un año a causa de la pandemia del coronavirus. (Foto: AFP)

Los seis meses que faltan para la inauguración de los Juegos de Tokio van camino de convertirse en una batalla permanente entre la firme voluntad del COI de organizar la gran cita deportiva y las dudas crecientes que siembra el descontrol de la pandemia de coronavirus a escala mundial.

Si bien en la mayoría de los países los deportistas pueden entrenarse bajo ciertas condiciones, son pocas las disciplinas olímpicas en las que se ha retomado la competición internacional con normalidad: el calendario sigue pendiente de aplazamientos y cancelaciones que tienen en vilo, sobre todo, a los más de 4,700 atletas -del total de 11,092- que aún deben ganarse su plaza olímpica.

Quienes aseguran, siguiendo al COI, que “no hay plan B” y que los Juegos se celebrarán de uno u otro modo, pero también quienes consideran que será imposible reunir en una sola ciudad a toda la ‘familia olímpica’ durante tres semanas tienen argumentos para alimentar sus respectivas posturas. Lo que suceda de aquí al mes de marzo inclinará la balanza hacia uno u otro lado.

MOTIVOS PARA CREER

1. EL COI NO DUDA

“Categóricamente falso”: así definió el organismo propietario de los Juegos una información de ‘The Times’ que aseguraba que nunca habría un Tokio 2020. El COI movilizó su maquinaria de comunicación para reunirse en cuestión de horas con los comités olímpicos de todo el mundo y pedirles que trasladasen ese mensaje de absoluta seguridad en la capacidad de sacar los Juegos adelante.

Pero su mensaje, en el fondo, no garantiza nada: “Todas las partes involucradas están trabajando conjuntamente para preparar unos Juegos de éxito este verano. Estamos implantando todas las medidas posibles contra la COVID-19 y continuaremos trabajando estrechamente con el Comité Organizador y el Gobierno Metropolitano de Tokio en los preparativos para celebrar unos Juegos sanos y seguros”.

El mismo cierre de filas se espera que salga de la reunión que la Comisión Ejecutiva del COI mantendrá este miércoles.

2. EL GOBIERNO JAPONÉS NO DA UN PASO ATRÁS

En sede parlamentaria, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, se mostró “decidido a organizar unos Juegos seguros”, ajeno a los rumores sobre su cancelación. El Gobierno metropolitano también prometió hacer “todo lo posible”. Los comunicados oficiales no se mueven de ahí.

Los jefes de misión de los equipos participantes, que se reúnen a menudo con distintos departamentos del comité organizador, siempre subrayan que el empeño de los responsables japoneses es inquebrantable. La opción de cancelar nunca está sobre la mesa cuando se discuten los preparativos.

3. LAS VACUNAS

La cifra de personas que han recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID ronda ya los 60 millones. La OMS calcula que se habrán distribuido 2,000 millones de dosis a la quinta parte de la población mundial antes de final de año.

No parece que haberse vacunado sea condición indispensable para competir o acudir a los Juegos. La obligación de vacunar no está contemplada en casi ningún ordenamiento jurídico. Pero muchos deportistas, si en sus países son considerados grupo preferente por su profesión o por la necesidad de viajar al extranjero, acudirán de hecho inmunizados.

El organismo intentará “convencer” a todos los participantes posibles de que acepten ser vacunados y ha anunciado que pondrá en marcha campañas promocionales protagonizadas por “atletas de referencia”. También buscará cómo apoyar a los países que tengan un menor acceso a la vacuna.

Lo que sí contempla el comité organizador de los Juegos es la práctica de pruebas PCR a los participantes antes de llegar a Japón, a su llegada y cada cuatro o cinco días durante su estancia en el país.

4. LA INVERSIÓN

Debido al aplazamiento y a las medidas anti-COVID, la cuenta de la organización de los Juegos de Tokio ascenderá, según los últimos cálculos, a US$ 15,400 millones, un 20% más de lo previsto.

Los 2,800 millones adicionales se los llevarán la renegociación de contratos para el uso de sedes deportivas en las nuevas fechas y los costes laborales, además de las medidas contra la pandemia.

Tirar por la borda tal inversión será siempre el último paso.

Por parte del movimiento olímpico, el COI tiene el respaldo de un grupo de 15 patrocinadores TOP en el que figuran empresas japonesas como Bridgestone, Panasonic o Toyota. Su colchón económico, junto con el de las televisiones compradoras de los derechos, encabezadas por la estadounidense NBC, es lo suficientemente grueso como para aguantar cualquier traspiés.

El 73% de los ingresos del COI procede de la venta de esos derechos. La NBC aportó para el periodo 2014-2020 la cifra de US$ 4,380 millones y no puede permitirse decir adiós a los Juegos.

5. LA FLEXIBILIDAD DE FEDERACIONES Y COMITÉS

Si la posibilidad de que los Juegos se cancelen es remota, no lo es que su manera de celebrarse sea completamente distinta a la de ediciones anteriores.

Las federaciones internacionales y los comités nacionales están ya preparados para aceptar unas condiciones muy distintas a las ideales. Para empezar, los deportistas mantendrán estancias breves en Tokio: llegar con el tiempo justo de aclimatarse, competir y volverse a casa. Los estadios quizá estén vacíos. O solo con algo de público local.

Las delegaciones oficiales tendrán que simplificar su participación, prescindir de actos promocionales ajenos a la competición y limitar sus movimientos a los trayectos entre el alojamiento y los estadios.

La Villa Olímpica no será esa ciudad efervescente en la que convivirán de forma despreocupada 20,000 personas. Pero cualquier cambio se aceptará si es por mantener vivos los Juegos y proclamar a los campeones de la XXXII Olimpiada.

MOTIVOS PARA DUDAR

1. LAS CIFRAS DE LA PANDEMIA

Al final, el único argumento será este.

Según cifras de la OMS, los fallecidos por la pandemia de COVID-19 subieron este domingo a 2.1 millones de personas, 15,800 de ellas en la última jornada.

Las muertes diarias siguen al alza y en los peores niveles en más de un año de pandemia. Los contagiados ascienden a 97.2 millones.

Aunque bajan los casos por jornada, son 600,000 en las últimas 24 horas. El virus no da tregua.

2. JAPÓN, SIN FECHA PARA VACUNAR

Japón se mantiene de momento al margen de las campañas de vacunación iniciadas en otras partes del mundo.

Aún debe concluir el proceso de aprobación por parte del Gobierno de las vacunas que ya están en el mercado y no hay fecha para hacerlo. “Hacia finales de febrero” es la aproximación mas concreta.

Según la prensa local, toda la población japonesa podría estar vacunada en junio.

De momento, ante el aumento de contagios, Tokio y otras regiones del país están en estado de emergencia sanitaria y no se admite la entrada de visitantes extranjeros.

3. EL CALENDARIO NO SE REACTIVA

Las federaciones internacionales han reprogramado sus torneos preolímpicos, pero de momento la actividad competitiva internacional es escasa. Cuando se ha mantenido, caso de los Europeos de gimnasia de finales del 2020, la participación fue tan pobre que deparó resultados poco representativos. La federación de ese mismo deporte, por citar un ejemplo, acaba de cancelar o posponer seis copas del mundo, una de ellas en Tokio.

Los Juegos Asiáticos bajo techo, que iban a disputarse en Tailandia en mayo, se han pospuesto hasta el 2022. Y a los participantes en el preolímpico americano de boxeo, previsto para mayo en Buenos Aires, les han dicho que esperen para sacar sus pasajes porque no hay seguridad de que vaya a llevarse a cabo.

Aunque muchos deportes olímpicos tienen abierto hasta junio su periodo de clasificación olímpico, el mes de marzo puede resultar, como en el 2020, crucial para conocer el desenlace de esta historia. También en marzo comenzaría el relevo de la antorcha olímpica por Japón. En torno a esas fechas habrá que decidir si se aborta el vuelo o si los Juegos emprenden la maniobra de despegue sin posibilidad ya de cancelación.

4. EL CASO AUSTRALIANO

Lo sucedido en los prolegómenos del Abierto de Australia de tenis es una muestra de que no es tan fácil crear una burbuja en torno a una competición.

Los casos positivos entre los jugadores y la cuarentena que les impide entrenar con la exigencia que demanda un torneo de primer nivel han causado fricciones y desconcierto entre participantes, federaciones y autoridades locales.

La cuestión sobre si los deportistas pueden o deben recibir un trato distinto al del resto de la población estará en el centro de la polémica hasta los Juegos.

Y no se puede olvidar el caso particular de los paralímpicos, con sus necesidades especiales de atención, movilidad y asistencia. Su participación en Tokio exigirá un plus de medidas.

5. LAS DUDAS DE LA OMS

El COI ha mantenido desde el aplazamiento de los Juegos que siempre seguiría las directrices de la OMS.

El organismo que cuida de la salud de la población mundial no se pronunció claramente sobre los rumores de cancelación de los Juegos, pero abrió la puerta a la duda: “Querríamos que los Juegos Olímpicos pudieran celebrarse como símbolo de que nuestro mundo vuelve a reunirse, pero tras lo que afrontamos el pasado año habrá que decidir basándose en el riesgo”, comentó el director de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan.

La calculadora para sumar y restar los distintos riesgos estará hasta el final en manos del COI y del gobierno japonés. El marzo del 2020 la cuenta les salió negativa. La cuenta del 2021 está aún pendiente de cierre.