Un primer grupo de dos orcas y seis ballenas beluga hacinadas desde hacía meses en tanques en el Lejano Oriente de Rusia estaban el viernes camino del mar de Ojotsk, donde deben ser liberadas, informó la televisión pública rusa.
Tras meses de negociaciones, el anuncio de la puesta en libertad de estos mamíferos marinos, cuya situación provocó indignación en todo el mundo, fue anunciada el jueves durante un discurso televisado del presidente Vladimir Putin.
Los cetáceos fueron instalados en camiones especiales que los trasladarán hasta el puerto fluvial de Jabarovsk, a unos 800 kilómetros de distancia, donde serán cargados en contenedores en un barco que los llevará en dos días de navegación por el río Amur a una localidad cercada al mar de Ojotsk, al norte de Japón.
Recorrerán entonces a bordo de otros camiones los 70 kilómetros que los separan de la base marina donde permanecerán varios días bajo la vigilancia de especialistas antes de ser liberados en el océano Pacífico.
"Todos los animales gozan de buena salud. Están menos activos que de costumbre pero no hay tendencias negativas. Veterinarios y especialistas los vigilan permanentemente", declaró a la agencia Ria Novosti Alexéi Smorodov, portavoz del Instituto de Oceanografía ruso.
La publicación en febrero de fotografías de 11 orcas y 93 belugas que llevaban desde el pasado verano boreal en pequeñas piscinas cerca de Najodka, en el Lejano Oriente Ruso, para ser vendidos en el extranjero, desencadenó una ola de protestas internacional.
Una petición en la web change.org pidiendo su liberación reunió más de 1.5 millones de firmas, entre ellas las de famosos como el actor estadounidense Leonardo DiCaprio.
Ante la magnitud del escándalo, las autoridades rusas prometieron devolver los cetáceos al mar.
Según el viceprimer ministro Alexéi Gordayev, la liberación de todos los animales requerirá "aproximadamente cuatro meses".
El gobierno también se comprometió a modificar la legislación para impedir que los traficantes puedan vender a los animales en el extranjero, en particular en China.
La ONG Greenpeace advirtió que el anuncio de la puesta en libertad de los cetáceos no constituía "todavía una victoria" porque les quedaba un "camino largo y no fácil" por recorrer y consideró que también quedaba "mucho por hacer" para que la prohibición de captura "sea una realidad".