Rishi Sunak, el exministro británico de Finanzas vivió un ascenso meteórico y fue considerado como el favorito para suceder a Boris Johnson, con lo que se convertiría en el primer jefe de gobierno de una minoría en el Reino Unido. Pero en la recta final su candidatura genera dudas.
Sunak logró el apoyo mayoritario de los diputados en el duelo con la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, que sin embargo, lo supera en las encuestas de cara a la votación de las bases del Partido Conservador en el Reino Unido.
Los cerca de 200,000 militantes deben decidir antes de inicios de septiembre quién será el próximo primer ministro.
En contra, Sunak sufre la percepción de que traicionó a Johnson al dimitir de su gobierno a principios de julio.
Además, muchos lo consideran demasiado centrista, demasiado suave o demasiado apegado a la prudencia presupuestaria, frente a una rival que promete recortes masivos de impuestos.
La tarea que tiene por delante es ruda, pese a la popularidad que ganó como ministro cuando entregó miles de millones de libras en ayudas públicas durante la pandemia del COVID-19.
Pese a que cuenta con una elocuencia que en teoría le da esperanzas de remontar la cuesta, este convencido partidario del Brexit, que a diferencia de su rival siempre apoyó la salida del bloque europeo, no ha logrado recortar la brecha de opinión.
Es más, durante el primer duelo televisado su actitud de cortar la palabra a su contendiente le dio un aire de superioridad, como si estuviera sermoneándola.
Su receta de prudencia fiscal se enfrenta además al choque de un recorte de impuestos que propone su rival, algo que él califica como un “cuento de hadas”.
Sin embargo, bajo presión en un contexto inflacionario, se vio obligado a suavizar su postura y proponer una exención fiscal para la energía.
Además, entró en debate migratorio para complacer a la derecha, pero su estilo de vida y su carrera en las finanzas generan dudas. Su matrimonio con Akshata Murty, hija de un multimillonario indio también genera escepticismo.
Los aliados de Truss se burlan de su ropa de lujo y recientemente difundieron un video de su juventud donde afirma que no tiene ningún amigo de la clase obrera.
Hacia la élite
Frente a las críticas, este aficionado de la saga de Star Wars muestra su historia familiar, como un ejemplo de la superación que a los conservadores tanto les gusta oír.
Nacido el 12 de mayo de 1980 en Southampton, en la costa sur de Inglaterra, es el mayor de tres hijos de un médico generalista y una farmacéutica.
Originarios de India, sus abuelos emigraron a África oriental británica en los años 1960.
Pero rápidamente se vinculó con la élite cuando estudió en el Winchester College, un elegante internado privado para chicos, y cursó política, filosofía y economía en las prestigiosas universidades británica de Oxford y estadounidense de Stanford.
Antes de entrar en política trabajó en el sector de las finanzas, en particular en Goldman Sachs y fundó su propio fondo de inversión.
Cuando en el 2015 fue elegido diputado prestó juramento sobre la Bhagavad Gita, un libro sagrado del hinduismo, escrito en sánscrito. Sólo cinco años después accedió al codiciado puesto de ministro de Finanzas, un poco antes del inicio de la pandemia.
Con un carisma que recuerda al del laborista Tony Blair, logró erigir una enseña personal en las redes sociales, donde cultivó un perfil de abstemio, alternando los elegantes trajes y corbatas de marca con un estilo relajado para ir a trabajar, a veces con capucha o en atuendos deportivos cuando visitó alguna construcción, destacando siempre por su afinidad por los detalles.