La guerra del presidente ruso Vladimir Putin en Ucrania y las feroces represalias financieras que provocó no sólo han causado una catástrofe económica en Rusia. Las repercusiones también amenazan la economía global, remecen los mercados financieros y hacen la vida más peligrosa para todos, desde migrantes uzbecos a consumidores europeos y familias yemeníes hambrientas.
Antes incluso de que las tropas de Putin invadieran Ucrania, la economía global lidiaba con varios problemas: una inflación en alza, problemas en las cadenas de suministro, bolsas en declive. La crisis de Ucrania magnificó todas esas amenazas y complicó las posibles soluciones.
“En realidad estamos en territorio desconocido”, dijo Clay Lowery, vicepresidente ejecutivo en el Institute of Internacional Finance, un grupo sectorial de bancos globales. “Sabemos que hay consecuencias que no podemos predecir”.
Por ahora al menos, el daño para la economía global parece relativamente pequeño, aunque sólo sea porque Rusia y Ucrania no son grandes potencias económicas. Pese a su importancia como exportadores de energía, metales preciosos, trigo y otras materias primas, los dos juntos suponen menos del 2% del Producto Bruto Interno (PBI).
La mayoría de las grandes economías tienen una dependencia limitada del comercio con Rusia. Para Estados Unidos es el 0.5% del comercio total, para China en torno al 2.4%.
Salvo que haya una gran escalada de la guerra -lo que desde luego no es imposible- “los efectos sobre Estados Unidos, China y la mayoría del mundo emergente deberían ser limitados”, dijo Adam Slater, economista jefe de Oxford Economics. Esperaba un descenso del 0.2% en el PBI global este año.
Aun así, Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas natural y metales, y los precios más altos de esos productos causarán daños económicos en diferentes lugares del mundo.
Europa depende de Rusia para casi el 40% de su gas natural y el 25% de su petróleo. Para el continente europeo, la guerra de Rusia aumentó de forma considerable las posibilidades de una inflación disparada, otra crisis económica o ambas cosas.