China tiene espacio para estimular una economía que intenta recuperarse luego de la pandemia del coronavirus, pero el gobierno no quiere “abrir las compuertas”, dijo el primer ministro Li Keqiang al cierre de la reunión anual del parlamento.
La economía de China sufrió una contracción de 6.8% en el primer trimestre, debido a que el país enfrentó una epidemia que comenzó en la ciudad de Wuhan.
Por primera vez en 19 años, el gobierno se ha abstenido de fijar un objetivo de crecimiento anual debido a que el panorama sigue enturbiado por las actuales repercusiones de la pandemia.
Luego de que China logró controlar el brote, Li dijo que el país aún debe apuntar a lograr un crecimiento positivo este año, agregando que el gobierno entregaría respaldo si fuese necesario.
“Hemos reservado espacio de política. Sea fiscal, financiera, o seguridad social”, dijo Li durante la conferencia de prensa anual que sigue al cierre de la reunión del parlamento.
“Podemos aplicar nuevas políticas de forma oportuna, y no dudaremos en mantener la operación estable de la economía china, que es lo más importante”, agregó.
China no necesita un estímulo masivo, lo que podría resultar en burbujas en los mercados, pero el crecimiento sigue siendo importante y la liquidez se aumentará porque “las situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales”, sostuvo Li.
Los inversores han estado esperando que Pekín aplique medidas de estímulo más agresivas para sacar a la economía de una desaceleración sin precedentes. Algunos resultaron decepcionados por la decisión de no fijar una meta de crecimiento en el inicio de la reunión anual del parlamento el viernes pasado, luego de un retraso de 78 días.
Li dijo que la política económica está concentrada en seis prioridades, incluida la seguridad del empleo y la supervivencia de las empresas pequeñas.
Pekín ha prometido un mayor gasto gubernamental y una meta de déficit fiscal de al menos 3.6% del PBI, frente al 2.8% del año pasado. De acuerdo a las medidas fiscales anunciadas hasta el momento, el estímulo que el gobierno planea aplicar equivale a cerca de 4.1% del PBI de China, según cálculos de Reuters.