En los últimos años, Panamá invirtió miles de millones de dólares para convertirse en el centro comercial, logístico y aéreo de América.
Y en cierta medida lo logró: por su principal aeropuerto se realizan 90 conexiones aéreas a 34 países de América y Europa y su canal es responsable del 5% del intercambio marítimo mundial.
Pero esa condición de “hub” (centro de operaciones) es uno de los principales motivos que esgrimen expertos para explicar que el país de 4.1 millones de habitantes tenga la mayor cantidad de casos per cápita de coronavirus en Latinoamérica: 1,075 infectados y 27 fallecidos.
A pesar de haber cancelado los vuelos internacionales, restringido el paso por el canal y declarado una cuarentena, las cifras son superiores a las de Perú, que tiene 950 infectados y ocho veces más población, y similares a las de México, con 1,094 contagiados y 32 veces más habitantes que el istmo.
“Panamá tiene una particularidad que no tienen otros países, su posición geográfica lo convierte en uno de los centros de conexiones más importantes de la región, además el canal, los puertos ciertamente nos expuso a un mayor riesgo que otros países que no tienen tanto movimiento”, reconoció Israel Cedeño, subdirector de Planificación del Ministerio de Salud de Panamá.
El aeropuerto internacional de Tocumen recibió el año pasado a 16 millones de viajeros en 5,900 vuelos semanales y, la mayoría de ellos, no se quedó en Panamá sino que usó al país como conexión a más de 70 ciudades en América, Europa y Asia.
El aeropuerto de Ciudad de México, por su parte, recibió a 50 millones de pasajeros en el 2019, pero sólo 17 millones de ellos fueron internacionales. La terminal aérea que sirve a la capital peruana recibió a 22 millones de pasajeros en el 2019.
Además, por el Canal de Panamá, pasaron 13,785 buques de 160 países en el 2019, un récord para la vía marítima. Y, en sus puertos, el país recibió 7.3 millones de contendedores de 20 pies (TEU), una fracción menos que los 7.1 millones de TEU que operaron los puertos de mexicanos el año pasado.
Hoy, sin embargo, tras las medidas para combatir la propagación del virus que ha dejado más de 738,000 infectados en todo el mundo, las calles de la capital panameña lucen vacías, el transporte público disminuido y el turismo detenido.
Los comercios han reforzado sus puertas y vitrinas por temor a saqueos y en la mente de muchos panameños se han instalado las imágenes del último toque de queda que recuerdan: en diciembre de 1989 cuando tropas estadounidenses desembarcaron en el istmo para capturar al dictador Manuel Noriega.
¿Más pruebas?
Otros expertos aseguran que el principal motivo para explicar el rápido crecimiento de los contagios en Panamá es que el país ha realizado muchas pruebas de detección.
Hasta el lunes, sus autoridades practicaron 6,582 pruebas, mientras que en México se han realizado 6,729 y en Perú 13,452.
“El principal factor (para tener tantos casos per cápita) es que Panamá se preparó con mucha antelación y empezó a buscar casos rápidamente con una gran cantidad de pruebas diagnósticas”, dijo Xavier Sáez-Llorens, infectólogo y asesor del comité que maneja la emergencia del coronavirus en el istmo.
“Hay países que reportan pocos casos porque no los han ido a buscar; el que busca, encuentra”, agregó.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) no ha establecido una cifra per cápita de pruebas que los países deberían hacer, pero recomendó testear a cada caso sospechoso.
“Para derrotar al virus los países deben hacer pruebas a cada caso sospechoso, aislar y atender a cada caso sospechoso, aislar y atender a cada caso confirmado, y localizar a los contactos estrechos y ponerlos en cuarentena”, dijo Ashley Baldwin, de la OPS.