Tras seis semanas de su complicado avance en Ucrania, la situación de las fuerzas rusas plantea numerosas preguntas, entre la reorganización logística o el replanteamiento de objetivos menos ambiciosos, según expertos occidentales.
Los especialistas de las potencias occidentales son unánimes al hablar del fracaso ruso en las primeras operaciones del conflicto, cuando aspiraban a tomar Kiev en pocos días.
Sin embargo, la concentración de tropas en el este y en la zona prorrusa del Donbás suscita opiniones encontradas.
“Tras el fracaso en Kiev, los rusos no han conseguido avanzar, salvo en el sur, donde llegaron a Jersón desde Crimea y a los territorios prorrusos”, explica una fuente del Estado Mayor francés. Están “adoptando posiciones defensivas”, añade.
Pero una vez hechas las constataciones, hay que desentrañar su significado. “Es difícil saber si se han tomado una pausa estratégica para lanzar otro ataque o si están bloqueados”, admite esta fuente.
“Las fuerzas rusas pueden prepararse para una ofensiva importante en los distritos de Donetsk y Lugansk pero tendrán problemas en producir la fuerza de combate necesaria”, pronostica el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés).
Michel Goya, un coronel del ejército francés retirado, pone un ejemplo: “El 1er Ejército Blindado de la Guardia [Nacional] fue enviado al sector norte del Donbás de cara a la decisiva batalla del mes de abril”, pero, “cuando usen esta masa de fuerza, la capacidad de maniobra rusa se quedará en nada”.
Ejército agotado
Las informaciones sobre el conflicto difundidas por los ucranianos hablan de las numerosas pérdidas humanas y materiales del bando ruso.
Pero en el lado ucraniano, las cifras son aún más escasas, lo que complica el análisis de fuerzas en liza. Sin embargo, es un hecho que un ejército a la defensiva sufre menos bajas que el que ataca.
Raphael Cohen, analista militar del centro estadounidense de análisis Rand Corporation, se basa en las estimaciones (no verificadas) de entre 7,000 y 15,000 soldados rusos muertos para afirmar que una unidad que perdió el 30% de su capacidad de combate es ineficaz.
“Si Rusia no puede compensar estas pérdidas”, con conscriptos (mal formados) o mercenarios (menos numerosos de lo previsto), “se arriesga a encontrarse agotada”, afirma Cohen.
Michel Goya señala, además, que la sociedad de mercenarios Wagner (considerada próxima a Putin) contrata a todo aquel que lo solicita.
“Este tipo de compromisos individuales, que no crean fuerzas nuevas, sino que rellenan los huecos, da una idea de las importantes pérdidas”, según Goya. Rusia parece “haber perdido el equivalente de 30 Unidades Tácticas Multiarmas (GTIA), de las 120 implicadas y de un potencial de unas 140″.
Mientras las cancillerías occidentales se centran en las atrocidades en las zonas bajo control ruso, los militares plantean dudas sobre la relación de fuerzas.
Pérdida de la iniciativa
“No hemos observado un nuevo despliegue de estas fuerzas rusas” que se retiraron del norte del país, afirma un responsable occidental que prefirió mantener el anonimato y espera que Moscú “reescriba su relato” sobre los objetivos militares y lo que “define como éxito o fracaso”.
Rusia, que celebra el 9 de mayo el aniversario de la victoria en 1945 sobre la Alemania nazi, necesita desesperadamente nuevas victorias para justificar su intervención en Ucrania.
Pero las observaciones de los últimos días no le dan muchas esperanzas. “Rusia perdió totalmente la iniciativa”, afirma este responsable. “Hasta hace unos días se veían filas de blindados rusos que intentaban avanzar y se topaban con la resistencia ucraniana”, explicaba.
La toma completa de Mariúpol, puerto estratégico del sureste del país, en el mar de Azov, y víctima de bombardeos constantes, supondría una victoria importante para Moscú.
Pero la valentía de los ucranianos, las dificultades, el frío y las pérdidas de las últimas seis semanas (no solo soldados, sino también oficiales), pesan sobre la moral de las tropas.
El Estado mayor “parece estar dando instrucciones para restringir con dureza el acceso a internet de las tropas rusas, en un intento para luchar contra la moral a la baja”, añaden desde el ISW.