El papa Francisco aseguró que está dispuesto a viajar a Moscú y reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, para tratar de detener la guerra en Ucrania, que comparó con la de Ruanda, en África.
“Tengo que ir a Moscú primero, tengo que encontrarme con Putin primero”, dijo el papa al diario italiano Il Corriere della Sera en una entrevista publicada este martes.
“¿Cómo es posible que no se detenga esta brutalidad? Hace veinticinco años, con Ruanda, vivimos la misma experiencia”, agregó el papa, al referirse al genocidio de Ruanda, en 1994, el intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu, en el que murieron unas 800,000 personas, según cifras de la ONU.
Francisco recordó que “el primer día de la guerra” llamó por teléfono al presidente ucraniano Volodimir Zelenski y repitió varias veces durante la entrevista que estaba listo para ir a Moscú.
“En diciembre hablé con él [Putin] por mi cumpleaños, pero esta vez no llamé. Quise hacer un gesto claro que todo el mundo pudiera ver y por eso me dirigí al embajador ruso. Les pedí que me explicaran, les dije que por favor se detuvieran. Luego le pedí al cardenal [Pietro] Parolin, tras veinte días de guerra, que hiciera llegar un mensaje a Putin de que estaba dispuesto a ir a Moscú”, subraya.
“Todavía no hemos recibido respuesta y seguimos insistiendo, aunque me temo que Putin no pueda ni quiera realizar este encuentro en este momento”, comentó.
Cuestionando las causas del conflicto, el líder católico habló de que la “ira” del Kremlin había sido “facilitada” por “los ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia”, unas declaraciones que no gustaron a Polonia.
“Muchos de nosotros nos llevamos las manos a la cabeza al oír lo que ha dicho el papa”, reaccionó el ministro polaco de Educación, Przemyslaw Czarnek, en la televisión estatal, y afirmó que las declaraciones habían “ofendido” a los polacos.
El papa razonó también sobre el suministro de armas por parte de los países occidentales a la resistencia ucraniana, una cuestión que divide al mundo católico.
“No sé responder a la pregunta de si es correcto abastecer a los ucranianos, lo que está claro es que en esa tierra se están probando las armas. Los rusos saben ahora que los tanques son poco útiles y están pensando en otras cosas. Las guerras se libran por eso: para probar las armas que hemos fabricado”, afirmó.