La inversión extranjera directa en el mundo ascendió un 63% interanual en el 2021 hasta alcanzar US$ 1.58 billones, una cifra incluso mayor a la de los dos años previos a la pandemia, aunque la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania amenaza con una caída del indicador en el 2022, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Tras la fuerte subida del pasado año, debida en parte al desplome generalizado del 2020, “las perspectivas para el 2022 son más desalentadoras”, reconoce el nuevo informe sobre inversión mundial de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).
En el primer trimestre de este año los anuncios de inversiones de nueva planta por parte de las empresas bajaron un 21% globalmente, las fusiones y adquisiciones cayeron un 13% y los acuerdos de proyectos financieros internacionales lo hicieron un 4%, tendencias que según Unctad son síntomas de un año a la baja.
Depresión súbita en los inversores
“El clima de inversión ha cambiado dramáticamente con la guerra en Ucrania y la triple crisis que ha causado: subida de los precios alimentarios, de los combustibles, y mayor rigidez financiera”, analizó la agencia de la ONU.
La persistencia de la pandemia, la posibilidad de subidas de tipos de interés en las grandes economías, el pesimismo en los mercados financieros y el miedo a una potencial recesión añaden incertidumbre al clima inversor, ante lo cual “los países en desarrollo deberían recibir apoyo de la comunidad internacional”, recomendó Unctad.
En contraste con las perspectivas este año, en el 2021 la inversión exterior se benefició de un auge en las fusiones y adquisiciones, una relajación de las políticas financieras y la aplicación de paquetes de estímulo en sectores como las infraestructuras.
Países ricos atrajeron más
Las inversiones crecieron de forma más significativa (un 134%) en los países desarrollados, mientras que en las economías en desarrollo subieron un 30% hasta alcanzar un récord histórico de US$ 837,000 millones, impulsado especialmente por la llegada de capital a Asia y cierta recuperación en África y Latinoamérica.
En Europa la inversión extranjera directa creció un 170% interanual hasta los US$ 219,000 millones, una cifra que sin embargo está muy por debajo de las anteriores a la pandemia, mientras que en Norteamérica el indicador subió un 145% y llegó a los US$ 427,000 millones, rebasando con creces el nivel del 2019.
Asia fue por tercer año consecutivo el principal destino de las inversiones, que alcanzaron un máximo histórico de US$ 619,000 millones (un 19% más que en el año anterior), mientras que en Latinoamérica la subida fue de 55% (US$ 134,000 millones) y en África de 112% (US$ 83,000 millones).
Por países, Estados Unidos fue el principal receptor global de inversiones el pasado año (US$ 367,000 millones), seguido de China (US$ 181,000 millones), Hong Kong (US$ 141,000 millones), Singapur (US$ 99,000 millones) y Canadá (US$ 60,000 millones).
Todos ellos mejoraron sus cifras con respecto al 2020, pero empeoraron en la India, sétimo en esta clasificación (US$ 45,000 millones, un 26 % menos que en el 2021) y Alemania, undécimo con US$ 31,000 millones, una bajada de 52%.
Éxodo de flujos financieros en Rusia
En Rusia, que en el 2021 fue la novena economía del planeta con mayor inversión foránea, Unctad prevé “un éxodo de las multinacionales” a causa de las sanciones, con una extendida pérdida de activos y salida masiva de flujo inversor.
La organización calculó que dos tercios de las multinacionales con inversiones en Rusia son de países que han dictado sanciones contra Moscú por la invasión de Ucrania.
En el 2021 la firma extranjera con más activos en territorio ruso era la energética finlandesa Fortum, seguida de la automotriz francesa Renault y las petroleras BP (británica) y Total (de Francia), según el informe de Unctad.
A nivel global, los efectos de la guerra en Ucrania serán “sobre todo indirectos y difíciles de anticipar”, ya que las inversiones hacia y desde Rusia ya estaban a un nivel relativamente bajo desde que comenzaran las sanciones internacionales al país en el 2014, por la anexión unilateral rusa de Crimea y el conflicto en el Donbás.
Los efectos más directos “se esperan principalmente en un número limitado de economías en Europa oriental y Asia Central, por sus enlaces con el perfil inversor ruso”, analizó la agencia de la ONU.