Incluso antes de la guerra en Ucrania, la inseguridad alimentaria aguda aumentó en el mundo con casi 40 millones de personas adicionales en el 2021, para alcanzar a unos 200 millones en todo el planeta, debido a los conflictos, el clima y las crisis económicas, advirtió este miércoles un informe de la ONU.
El año pasado, 193 millones de personas en 53 países se encontraban en situación de inseguridad alimentaria aguda, es decir que necesitaban ayuda urgente para sobrevivir.
Pero incluso con ayuda alimentaria, muchas personas en el mundo sufren desnutrición aguda, incapaces de satisfacer sus mínimas necesidades alimentarias.
La cifra ha seguido aumentando desde el 2016, fecha de la primera publicación de este informe realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Unión Europea.
En el caso de América Latina y el Caribe, más de 12 millones de personas vivieron una grave crisis de inseguridad de alimentos en el 2021, especialmente en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Haití, el país más afectado con un 46% de su población en situación de emergencia.
El informe subraya que el impacto de la pandemia de COVID-19 empeoró la crisis económica en esos países, ya afectada por las catástrofes naturales.
Sin embargo, los expertos consideran que en esos países se detecta una “parcial recuperación” económica tras la temporada de cultivos, por lo que se espera que ello contribuya a una disminución de las personas que padecen hambre a unos 10.8 millones.
Es probable que esa tendencia se vea atenuado por los altos precios de insumos agrícolas que limitan la producción y reducen la demanda de mano de obra agrícola.
El informe asegura que la guerra en Ucrania, que comenzó en febrero pasado, agravará la fragilidad de los países muy dependientes de los cereales o fertilizantes rusos y ucranianos, como Somalia.
“Triple combinación tóxica”
“La guerra ya puso en evidencia la interconexión y fragilidad de los sistemas alimentarios”, subrayó la FAO, advirtiendo que las “perspectivas del futuro no son buenas”.
“Si no hacemos más para apoyar a las zonas rurales, la magnitud de los daños vinculados al hambre y al deterioro del nivel de vida será dramática. Es necesaria una acción humanitaria urgente y a gran escala”, agregó.
El aumento en el 2021 es el resultado de una “triple combinación tóxica de conflictos, fenómenos meteorológicos extremos y crisis económicas”, según la FAO.
Los conflictos son la causa de la inseguridad alimentaria de 139 millones de personas, sobre todo en países que sufren crisis políticas y humanitarias como la República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Afganistán y Yemen.
Las dificultades económicas debidas a la pandemia de COVID-19, menos graves que en el 2020, fueron la principal causa del hambre aguda para 30.2 millones de personas en el mundo.
Y las condiciones meteorológicas extremas fueron el principal causante de la inseguridad alimentaria aguda para 23.5 millones de personas en ocho países africanos.
Se necesitaría un total de US$ 1,500 millones de ayuda financiera para actuar ahora, aprovechando la temporada de siembra para aumentar la producción en las zonas de riesgo, según la FAO.
La ONU precisa que sus cifras aumentaron también por la inclusión de nuevos Estados, como la RDC.