El peso mexicano sigue alcanzando un máximo tras otro incluso en medio de crecientes advertencias de que se está viendo cada vez más sobrevaluado.
La moneda subía hasta un 1.4% el miércoles a su nivel más fuerte desde 2015, avanzando a la par de los mercados globales después de que los datos de inflación de Estados Unidos ofrecieran la esperanza de la Fed pondría fin a sus aumentos de tasas de interés más agresivos en décadas.
El aumento no es nada nuevo para la divisa, que este año se ha fortalecido casi un 16% frente al dólar, solo detrás del peso colombiano en los mercados emergentes. La racha, impulsada por las apuestas a un ciclo de flexibilización retrasado, la llamada tendencia del ‘nearshoring’ y la fortaleza de las remesas, entre otros factores, le ha valido el apodo de ‘Superpeso’.
Anteriormente, los datos mostraron la producción industrial mexicana aumentó más de lo esperado en mayo, lo que respalda las expectativas de que el Banco de México no reducirá las tasas de interés en el corto plazo. Eso debería seguir impulsando a los inversionistas hacia el peso, dijo Christian Lawrence, estratega de activos cruzados en Rabobank.
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“Nadie va a ponerse corto con el peso ahora”, dijo Lawrence. “Veremos recortes de tasas de Chile, Brasil, pero no creo que las veamos de México”.
México ha sido la apuesta más atractiva para los operadores de carry trade, en términos de ajuste por volatilidad y liquidez. Su par más cercano en América Latina, el real brasileño, ha experimentado oscilaciones mayores vinculadas a las expectativas de un próximo ciclo de relajación agresivo, lo que lo hace menos atractivo. La razón (o ratio) entre el carry trade del real y la volatilidad está ahora en 0.52, en comparación con la de 0.68 del peso.
“Cuando piensas en los flujos potenciales del resto de Latam, está a punto de volverse más atractivo”, dijo Lawrence.
El tipo de cambio real del peso alcanzó recientemente su nivel más alto en casi 15 años, según una medida, mientras que un coro de analistas ha dicho que la moneda se ha sobrevaluado en medio de los flujos de inversionistas que buscan sacar provecho del diferencial de las tasas de interés del país con las tasas de los mercados desarrollados.
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Sin embargo, el peso también se ha visto respaldado por cambios estructurales, como las expectativas de una avalancha de nuevas inversiones a medida que los fabricantes trasladan sus operaciones al país para estar más cerca de Estados Unidos luego de los obstáculos en las cadenas de suministro derivados de la pandemia del COVID y el deterioro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.
La moneda también ha sido impulsada por el constante aumento en los flujos de dinero enviados a casa por los migrantes, que rondan los US$ 60,000 millones al año.
El estratega de BNP Paribas Marco Castro, prevé que el peso lentamente gane más terreno hasta el próximo año, hasta cerrar 2024 en un nivel de 16.50 por dólar, desde los 16.86 actuales. El peso “seguirá respaldado dada nuestra proyección de una recesión superficial en Estados Unidos y un debilitamiento estructural del dólar”, escribió Castro en una nota del 5 de julio.
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