La mayoría de los días se pasa horas despotricando contra las élites conservadoras, los jueces obstinados y la prensa supuestamente corrupta. Otros, se explaya largamente sobre su amor por el béisbol y ofrece lecciones de historia sobre los héroes nacionales de México.
Pase lo que pase, Andrés Manuel López Obrador está ahí: detrás de un podio en el palacio presidencial de México, donde durante los últimos seis años sus incoherentes, pero revolucionarias conferencias de prensa diarias se han convertido en una parte esencial de la rutina matutina del país. Y ya sea que esté revelando populares aumentos del salario mínimo o cediendo el escenario a un mariachi, su mensaje central es el mismo: nadie entiende la vida de los mexicanos comunes y corrientes como él.
Ahora el régimen está a punto de cambiar. Los mexicanos eligieron el domingo a Claudia Sheinbaum, una protegida del actual presidente que asumirá la titánica tarea de reemplazar a uno de los líderes más populares del mundo en medio de una economía en desaceleración, una crisis de seguridad pública en curso y una letanía de otros desafíos.
Y, sin embargo, replicar el éxito de la mañanera, como se conoce la sesión informativa diaria de horas de duración de López Obrador, puede ser la tarea más difícil de Sheinbaum.
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“Las mañaneras son la herramienta más importante del Gobierno del presidente López obrador y se han convertido en un símbolo de esta Administración”, dijo Alejandra Soto, directora asociada del Centro de Estudios sobre Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México. “Va a ser muy difícil que su sucesora se deshaga de esta herramienta tan efectiva para para ejercer el poder”.
Las mañaneras son más que meras reuniones de prensa. Son un caso de estudio del teatro político de la era actual, una versión moderna de las charlas radiofónicas de Franklin Delano Roosevelt o del programa de entrevistas televisado Aló Presidente de Hugo Chávez. AMLO, como se conoce al presidente, ha celebrado casi 1,500 en sus aproximadamente 2,000 días en el cargo; incluso ya rumbo a su salida, ha organizado más conferencias de prensa en los últimos dos meses que Joe Biden en todo el tiempo que lleva en la Casa Blanca.
AMLO utiliza las ruedas de prensa para dirigir la narrativa del día, celebrar sus victorias y responder a crisis potenciales que podrían dañar a su Gobierno. Así se asegura de que, tanto en los buenos como en los malos tiempos, los focos de la política mexicana nunca se aparten de él durante demasiado tiempo.
Esto ha generado dudas sobre si será capaz de abandonar el escenario cuando termine su presidencia. Durante su primera sesión informativa posterior a las elecciones del lunes, AMLO dijo que podría viajar junto a Sheinbaum en los próximos meses, pero que por lo demás consideraría su “misión cumplida” una vez que deje el cargo.
“Ayudé en la transformación de este país como lo han hecho millones de mexicanos. No soy el único”, dijo y agregó que no se impondría a Sheinbaum. “Me voy a retirar con muchísima satisfacción”.
La plataforma preparada para hablar pocas horas después de las elecciones fue evidencia de la forma en que la mañanera ha ayudado a convertir a AMLO en el centro de gravedad de la política mexicana. Los espectáculos a menudo han molestado a los periodistas y en ocasiones han agitado los mercados: en marzo de 2022, AMLO de soltó de golpe una decisión sobre las tasas de interés del banco central horas antes de que se suponía que debía anunciarse públicamente, lo que generó dudas sobre la independencia de la autoridad monetaria. Ha perseguido a los jueces que han frustrado sus esfuerzos por reformar el sistema electoral o realizar otros cambios constitucionales, y habitualmente presenta un segmento para resaltar las llamadas “noticias falsas”.
Pero también han pulido sus credenciales antisistema entre la gente común y corriente que compone su base y que lo sintoniza cada día desde casa, el trabajo o mientras se sienta en las carreteras congestionadas durante las horas pico de la mañana.
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“No solamente es un ejercicio de comunicación, también es un ejercicio de propaganda de Gobierno, incluso de entretenimiento”, dijo Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citigroup Inc. “Y no se puede entender esta Administración sin el fenómeno de las mañaneras”.
El canal oficial de YouTube de AMLO, que retransmite las mañaneras en directo, acumuló casi 50 millones de horas de visitas el año pasado, según los análisis de Streams Charts, lo que le convierte en el principal streamer en español de América Latina. El presidente habla a menudo de sus viajes a varias ciudades pequeñas e invita a los periodistas locales a hacerle preguntas sobre temas importantes para sus lectores.
Incluso ha llevado la mañanera de gira a otros estados, y con frecuencia exalta su política nacionalista. AMLO utilizó una para celebrar la victoria de la selección mexicana sobre Estados Unidos en el Clásico Mundial de Béisbol, y otra para mostrar una carta que envió al Gobierno de Biden advirtiéndole de que no se inmiscuyera en los asuntos políticos mexicanos. En febrero de 2023, dio la noticia de dónde construiría Tesla una nueva planta en México, al tiempo que presumía de su capacidad para conseguir concesiones medioambientales a su CEO, Elon Musk.
Hay pocas dudas entre los observadores políticos de que las sesiones informativas han contribuido a la inquebrantable popularidad de AMLO: está entrando a los últimos meses de su presidencia con un índice de aprobación de alrededor del 60%, un nivel que ha mantenido incluso en medio de un aumento de los delitos violentos, la lentitud económica y críticas a su respuesta despreocupada ante un huracán que devastó Acapulco a fines del año pasado.
“Es parte de la estrategia de ser cercano a la gente, que va a alguien y lo escucha”, dijo Soto. “Ha cambiado los estándares de lo que se va a esperar en adelante para quien le siga. Yo no creo que nadie va poder ser como Andrés Manuel López obrador”.
Esa popularidad se ha extendido a Sheinbaum, exalcaldesa de Ciudad México y miembro del partido Morena de AMLO, quien ahora se convertirá en la primera mujer presidenta del país. Pero sigue siendo una pregunta abierta si utilizará la mañanera para su beneficio como lo ha hecho AMLO, o si incluso lo intentará.
Sheinbaum, que tiene un doctorado en ingeniería ambiental, es considerada una líder más tecnocrática y mesurada que AMLO, quien a menudo comienza la mañanera diciéndole a los oyentes “ánimo” y la termina con un característico “y vamos a desayunar”. Sheinbaum celebró sesiones informativas matutinas periódicas durante su mandato como alcaldesa, pero no fueron tan largas ni tan populares como las de López Obrador.
“Claudia Sheinbaum no tiene ese particular estilo de comunicar que tiene AMLO, ni ese carisma popular”, dijo Revilla, quien como muchos en la industria financiera monitorea las sesiones informativas, porque son una fuente clave de información sobre las políticas económicas del Gobierno.
Es probable que la presidenta electa, que ha prometido continuar con el enfoque más amplio de su mentor en materia de gobernanza, al menos intente mantener las sesiones informativas, incluso si son más breves, más técnicas y se centran en sus propias fortalezas políticas.
Sin embargo, las mañaneras a la que los mexicanos se han acostumbrado tanto pueden ser imposible de replicar sin el propio AMLO, y parece probable que terminen con su presidencia si cumple sus promesas de retirarse a un rancho en el estado sureño de Chiapas.
“AMLO ha cambiado los estándares de lo que se va a esperar en adelante para quien le siga. Yo no creo que nadie va a poder ser como Andrés Manuel López obrador”.
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