(Foto: composición)
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Sacudida por una serie de ataques y asesinatos de candidatos, el miércoles llega a su fin en la campaña oficial de las elecciones generales que se perfilan como históricas por sus dimensiones y porque llevarán por primera a la presidencia a una mujer.

A cuatro días de los comicios los tres aspirantes presidenciales se preparan para cerrar sus campañas con concentraciones en la capital, el centro y norte del país en un último esfuerzo por consolidar sus bases de votantes y tratar de mover las preferencias que favorecen a la candidata del partido gobernante Morena.

La campaña, que arrancó formalmente en marzo, termina con al menos 27 aspirantes asesinados y más de 60 ataques a políticos, según cifras de la organización local Data Cívica que lleva adelante una investigación sobre la violencia electoral en el país. Las muertes y agresiones han convertido a la elección de este año en una de las más violentas de la historia reciente, superada por los comicios de 2018, cuando se reportaron 152 homicidios de políticos.

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Los hechos violentos dejaron al descubierto cómo el crimen organizado ha penetrado en la política mexicana, especialmente en las elecciones de gobiernos estatales y municipales donde se reportaron la mayor cantidad de víctimas.

“Lo que vimos fue la táctica del asesinato político como recurso para el dominio territorial de los cárteles”, afirmó el consultor político David Saucedo al plantear que durante la campaña se evidenció “un avance de la narcopolítica”.

Pese al contexto de inseguridad que predominó en la campaña, el presidente desestimó la situación y aseguró esta semana que los incidentes violentos fueron “muy localizados”.

El gobierno federal dispuso 3,474 efectivos de las Fuerzas Armadas para prestar protección a 553 candidatos. En los comicios del 2 de junio se elegirá, además del presidente, ocho gobernadores, la alcaldía de la capital, unos 19,000 cargos locales y 628 congresistas.

La contienda también se vio dominada por la polarización, que ha marcado por décadas a México, y el debate entre la consolidación del proyecto político que inició López Obrador al llegar al poder en 2018, conocido como la “Cuarta Transformación”, y el retorno de los partidos tradicionales.

Mientras la exalcaldesa capitalina Sheinbaum centró sus ofertas en la continuidad de las políticas y programas sociales del gobierno de López Obrador su rival, la exsenadora opositoraenfiló sus baterías contra el popular mandatario y lo atacó por uno de sus flancos más débiles: la violencia.

México cerró 2023 con alrededor de 30.000 asesinatos, consolidando la tendencia de los últimos años con cifras similares, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Sheinbaum, una científica de 61 años, también echó mano del discurso de su mentor de ataque a los partidos tradicionales Revolucionario Institucional (PRI) —que gobernó México por 71 años—, Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), asegurando que la victoria de su candadita Gálvez representaría el regreso de los gobiernos corruptos del pasado.

Bajo el slogan “Vamos por un México sin miedo”, Gálvez —una ingeniera y empresaria tecnológica de 61 años— orientó su campaña a atacar las políticas de seguridad, salud y educación de López Obrador en un intento por consolidar el respaldo de los adversarios más radicales del gobierno.

En tanto, el exdiputado Jorge Álvarez Máynez, del partido minoritario opositor Movimiento Ciudadano, centró su estrategia electoral en atraer a los jóvenes votantes y a parte de los sectores descontentos con el gobierno y con los partidos tradicionales.

La campaña de Álvarez Máynez, de 38 años, sufrió un golpe el 23 de mayo durante un acto político en la localidad de San Pedro Garza García, del estado norteño de Nuevo León, cuando murieron nueve personas y dos centenares resultaron heridas luego de la caída del escenario donde el opositor estaba ofreciendo un discurso.

Las autoridades estatales alegaron que la estructura se desplomó a consecuencia de “vientos atípicos” que azotaron la comunidad por varios minutos, pero analistas sostienen que Protección Civil estatal no atendió las recomendaciones que había hecho un día antes del evento la gubernamental Comisión Nacional del Agua que informó que en los estados norteños de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas se preveía la “posible formación de torbellinos o tornados” y vientos con ranchas de 50 a 70 kilómetros por hora.

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