Alicia Bárcena dejará este jueves la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), donde ejerce como secretaria ejecutiva desde el 2008 y donde le ha tocado lidiar con grandes crisis como la Gran Recesión o la pandemia.
Nacida en Ciudad de México en 1952, Bárcena sustituyó hace 14 años al frente del organismo de Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile al argentino José Luis Machinea (2003-2008).
Previamente, se desempeñó como jefa adjunta del Gabinete de Kofi Annan, secretario general de la ONU entre 1997 y el 2006, y coordinadora del Programa de Desarrollo Sostenible de América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Licenciada en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), Bárcena ha sido posiblemente la secretaria más influyente desde la época de Raúl Prebisch, el economista argentino que lideró el organismo entre 1950 y 1963.
Fuentes de la Cepal indicaron que “aún no hay candidato” para sustituirla y que la designación depende directamente del actual secretario de la ONU, el portugués António Guterres, quien podría demorarse aún “algún tiempo”.
Más integración regional y menos desigualdad
Defensora de la integración regional, Bárcena ha insistido durante su mandato en que Latinoamérica debe recuperar una voz única en el debate mundial y dejar a un lado las diferencias ideológicas que existen entre los Gobiernos de los distintos países.
La mexicana cogió las riendas de la Cepal en plena Gran Recesión y tres años más tarde le tocó vivir el “boom” de los precios de las materias primeras, la principal exportación de Latinoamérica.
Repensar el modelo económico de la región para exportar producto manufacturado y aumentar así el valor añadido de sus exportaciones fue desde entonces uno de sus principales mensajes.
La pandemia del COVID-19, que se ha cebado con Latinoamérica, con Brasil, México y Perú entre los países más afectados del mundo, ha sido posiblemente la mayor prueba de fuego de Bárcena, que comparecía casi mensualmente para actualizar proyecciones de crecimiento o reclamar más inversión pública para “consolidar estados de bienestar en la región”.
“Los problemas estructurales que por décadas han limitado el crecimiento económico de la región, como la baja inversión y la baja productividad, la informalidad, la desigualdad o la pobreza, se agudizaron producto de la pandemia y limitarán la recuperación”, lamentó recientemente.
Latinoamérica, la región más desigual del mundo, también fue muy azotada económicamente durante los momentos más duros de la crisis sanitaria.
El PBI regional se desplomó 6.8% en el 2020 -la mayor recesión en 120 años- y se produjo una caída histórica de la ocupación y un aumento sin precedentes del desempleo, junto con incrementos significativos de la pobreza y la desigualdad.