El subgobernador del banco central de México Jonathan Heath, dice que Banxico aún necesita aumentar su tasa de referencia por lo menos una vez más y espera que se mantenga en su punto máximo durante un mínimo de seis meses para garantizar que la inflación disminuya.
Con los aumentos de los precios al consumidor apenas desacelerándose desde un máximo de dos décadas, Banxico, como se conoce al banco central mexicano, probablemente aumentará su tasa de referencia en al menos otro cuarto de punto, dijo el subgobernador en una entrevista. Las recientes alzas acercaron los costos de endeudamiento a su denominada tasa terminal, que “intuitivamente” puede situarse entre el 10.75% y 11.5%, dijo.
“No la veo por encima del 11.5%, inclusive ni siquiera mucho más arriba de 11%, pero eso dependerá de los datos”, dijo Heath durante la entrevista en la sede de Banxico en Ciudad de México. El funcionario indicó que sus comentarios reflejan solo sus puntos de vista y no deben considerarse la posición de la Junta compuesta por cinco personas.
Banxico, que el 9 de febrero celebrará su primera reunión de decisión de tasas del año, desde mediados del 2021 ha realizado 13 aumentos consecutivos por un total de 650 puntos básicos para elevar la tasa de referencia a 10.5%, el nivel más alto desde que adoptó su meta de inflación en el 2008.
De la misma forma que otros bancos centrales del mundo, Banxico está calibrando hasta dónde deberá llegar el ciclo de ajuste en su prolongada batalla contra la inflación para evitar elevar de más las tasas. A nivel regional, sus pares en Brasil y Chile ya han interrumpido su fase de ajuste monetario a medida que disminuyen las presiones inflacionarias en esas economías, mientras que se espera que Colombia y Perú, así como México, las sigan elevando.
“Podríamos quedarnos allí buena parte del año, porque tenemos que dejar la postura monetaria en la zona restrictiva”, dijo Heath el viernes. Esa postura es necesaria “no solo para que la inflación empiece a bajar, sino para guiarla a la baja y asegurar que siga bajando”, indicó.
Heath también dijo que la postura monetaria del banco recién había entrado en territorio restrictivo a fines del año pasado, donde ahora se encuentra “cómodamente”. Aun así, Banxico se comprometió en diciembre a aumentar la tasa nuevamente en febrero, brindando el tipo de guía futura adicional que Heath dice apoyar completamente.
Aunque podría ser demasiado pronto para saber cuándo podría el banco comenzar a relajar la política, Heath dijo que los recortes no están “a la vuelta de la esquina” y que la tasa terminal probablemente deberá permanecer en un nivel alto para garantizar que la inflación realmente haya comenzado a disminuir. “No lo veo en seis meses”, dijo cuando se le preguntó sobre la posibilidad de recortes de tasas.
Desde que alcanzó un 8.7% en el tercer trimestre, la inflación general anual de México se desaceleró para cerrar el 2022 en 7.82%. Sin embargo, la inflación subyacente, una métrica clave que excluye elementos volátiles como el combustible, cayó en noviembre por primera vez en dos años a 8.35%, desde 8.51%, lo que significa que el banco central todavía necesita ver una mejora en los datos de inflación.
Impacto de EE.UU.
La lucha contra la inflación de Banxico está recibiendo cierto apoyo de la continua desaceleración en Estados Unidos, el mayor socio comercial de México, donde la inflación anual bajó al 6.5% en diciembre, en comparación con el 7.1% del mes anterior y el máximo de cuatro décadas de junio del 9.1%.
A pesar de ese éxito inicial, los responsables de formular política monetaria de la Reserva Federal han dejado claro que el ciclo de ajuste no ha terminado y una vez que termine, deberán hacer una pausa y mantener elevada la tasa durante algún tiempo.
El enigma al que se enfrentan los responsables de política monetaria en ambos países es hasta qué punto deberá adentrarse en territorio restrictivo la política monetaria y cómo cronometrar y afinar una eventual flexibilización. Un paso en falso de cualquiera de los dos lados corre el riesgo de dejar que el genio de la inflación salga de la botella por un lado, o bien llevar a sus respectivas economías a la recesión por el otro.
Para hacer ese juicio en México, Heath dice que Banxico haría bien en observar de cerca la evolución de la tasa de interés ajustada por inflación, o la tasa de interés real, y las expectativas de inflación, las cuales se están moviendo en la dirección correcta.
Las tendencias a la baja que ahora se observan en ambos indicadores, si continúan, harían que la postura efectiva real del banco en el futuro sea cada vez más restrictiva, incluso si los responsables de formular políticas mantienen la tasa nominal sin cambios, dijo.
Elaborando, Heath explicó que vigila de cerca una medida a la que los economistas se refieren como la tasa de interés real ex-ante, es decir, la tasa de interés de referencia nominal actual ajustada a las expectativas de inflación futuras. Usando la encuesta más reciente del banco central, la tasa real ex-ante a un año se acerca al 5%, lo que podría considerarse restrictivo.
“Imagine que las expectativas, dejamos la tasa en, déjeme pensar, en 11% y las expectativas bajan al 3%, tendremos una tasa real inmensa que es mucho, mucho más de lo que es necesario”, dijo. “No queremos un overshooting y eso podría ser un overshooting drástico”.