Desde el apogeo de la Guerra Fría, las reglas que rigen la seguridad de la industria nuclear global han sido decididas a puerta cerrada por una junta de 35 miembros que excluye a algunos de los principales actores del negocio. El mayor productor de uranio del mundo busca cambiar el statu quo.
Kazajistán, que produce alrededor de dos quintas partes del uranio del mundo, dice que está cansado de ser tratado como de segunda clase en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y se prepara actualmente para presentar un requerimiento legal para que sea elegible para un puesto en la junta, según un comunicado fechado el 18 de agosto que circuló entre diplomáticos.
La exclusión del país de Asia Central del principal consejo de toma de decisiones del OIEA es “profundamente desalentadora” y “conduce a una violación del principio fundamental de igualdad”, dijo Kazajistán en el comunicado.
La junta del OIEA se reúne cuatro veces al año y también es responsable de elegir a los líderes a través de un proceso que ha sido comparado con el cónclave reservado de cardenales católicos en el que seleccionan un nuevo papa. Los países occidentales que actualmente dominan el organismo tienden a mantener su atención en actividades que podrían conducir a la proliferación de armas nucleares.
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Kazajistán, que tiene un banco de combustible nuclear OIEA respaldado por el multimillonario Warren Buffett y ha pagado millones de dólares en cuotas de membresía, es uno de los 17 países excluidos de la junta. Los requerimientos del antiguo país soviético serán presentados en la próxima conferencia general del organismo con sede en Viena el 25 de setiembre. También prepara actualmente una resolución para corregir la privación de sus derechos.
Si bien depende de los Estados miembro del OIEA decidir quién será miembro de la junta, la Administración de la agencia “está ahí para brindar apoyo”, dijo un portavoz.
A través de los años, Kazajistán ha intentado, sin éxito, unirse a los grupos regionales de Europa del Este, Medio Oriente y Lejano Oriente del OIEA, que están legalmente autorizados para decidir quién forma parte de la junta de gobernadores.
Otros países de la ex Unión Soviética de Asia Central como Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán también están excluidos de la junta, al igual que naciones insulares, como Baréin, Fiji y Papua Nueva Guinea. Los Estados árabes han negado a Israel un lugar en el grupo de Oriente Medio.
La moción de Kazajistán se suma a la turbulencia política que enfrentan los generadores de energía nuclear. El mes pasado, el golpe en Níger interrumpió las cadenas de suministro en otro de los principales productores de uranio del mundo, justo cuando las naciones occidentales intentan reparar las vulnerabilidades de la cadena de suministro expuestas por la guerra de Rusia en Ucrania.
Con un creciente enfoque en los tenues vínculos que mantienen unidos a los mercados de combustible nuclear, las exigencias de Kazajistán comienzan a ganar fuerza entre una coalición inusual.
Los diplomáticos rusos dijeron que habían intentado ayudar a Kazajistán en el pasado y que están dispuestos a hacerlo nuevamente. Y los archienemigos Irán y Estados Unidos se han manifestado a favor de un cambio de reglas que otorgaría más derechos al Gobierno de Astana.
“Aplaudimos los persistentes esfuerzos de Kazajistán por formar parte de la junta y llamar la atención sobre una situación injusta”, dijo la embajadora de EE.UU. ante el OIEA, Laura Holgate, en un comunicado. “Los Estados miembro que actualmente no pertenecen a un grupo regional deberían poder unirse a un grupo geográficamente apropiado y tener la oportunidad de formar parte de la junta”.
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