Los Estados y los Gobiernos tienen que facilitar, con políticas públicas, la agricultura familiar, un sector esencial para la economía mundial y clave en la lucha contra la pobreza, la emergencia climática y la inseguridad alimentaria que amenaza a millones de personas en el planeta, advirtió el martes Mario Lubetkin, director regional de la FAO para Latinoamérica y el Caribe.
En una entrevista a Efe, el responsable uruguayo, que asumió el puesto en agosto, subrayó que los resultados demuestran que la agricultura familiar “tiene una capacidad extraordinaria de multiplicar, de racionalizar y de preservar, quizá mejor que otras formas de explotación, una sustentabilidad futura”.
“La agricultura demuestra una alta resiliencia, sobre todo ante los sucesos recientes. El sector agrícola fue en general el que sufrió una menor contracción durante el año 2020 en los países de América Latina y el Caribe, observándose incluso crecimiento en países como Paraguay, Colombia, Brasil, Bolivia, y Panamá”, señaló Lubetkin.
A nivel global, detalló, “la agricultura familiar representa más del 90% de las explotaciones agropecuarias, ocupa cerca del 75% de la superficie agrícola y produce más del 80% de los alimentos en términos de valor”.
“Si nos concentramos solo en América Latina, la agricultura familiar agrupa el 81 % de las explotaciones agrícolas”, agregó.
Más políticas públicas
En un contexto en el que los efectos de la pandemia de la covid-19 y la guerra de Ucrania han disparado los precios y han complicado la logística, Lubektin apuesta por una mayor participación del Estado a través de políticas públicas que favorezcan a los pequeños agricultores.
También pide una mayor integración que permita a los diferentes países compartir las experiencias positivas que pusieron en marcha en tiempos de pandemia.
“Nuestro desafío es ayudar (a los pequeños agricultores) para que se generen mayores confluencias y mejores condiciones para ellos y su trabajo. Está claro que un solo productor familiar no tiene la fuerza para lograr nuevos créditos, (o acceder) a avances tecnológicos, de ser receptores de algo que las grandes empresas ya tienen”, dijo.
Inseguridad alimenticia
Lubetkin pone como ejemplo la producción de cacao. Según sus datos, la agricultura familiar es responsable del 31.6 % de la producción en Colombia y del 60 % de la producción en Ecuador, Bolivia y Brasil.
Pero advierte que el 80 % de los pobres y la persona que padecen inseguridad alimentaria viven sobre todo en zonas rurales, dedicadas a la agricultura familiar, y que solo el 15 % de estos pequeños productores tiene acceso a la asistencia técnica, lo que impide la modernización, frena el desarrollo y la innovación de los cultivos y espolea el abandono de los campos.
“Sin innovación, sin digitalización, sin tecnología, no hay inversión económica posible que lleve a un cambio de calidad sustancial”, lamentó.
“Solo el 12% de los agricultores familiares de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú son receptores de líneas de crédito importantes que tienen que ver con la capacidad de desarrollo”, especificó.
“Si a eso se le suma el aumento del precio de los alimentos y el aumento del precio de los insumos, y limitamos al tema de los fertilizantes, en donde América Latina y el Caribe tiene una dependencia del 85%, los resultados están a la vista: el productor afectado inmediatamente entra en la línea de pobreza”, insistió.
Pasos en positivo
Lubetkin señaló, no obstante, que los Estados de Latinoamérica están a la vanguardia de los que se preocupan por la agricultura familiar.
Según sus datos, “casi el 50% de los planes aprobados a nivel global pertenecen países de América Latina”.
“Nueve países cuentan con programas políticas o estrategias de apoyo a la agricultura familiar en forma específica y 12 países han incorporado la agricultura familiar dentro de su sistema de compra pública”, añadió.
Lo que está haciendo FAO, concluyó, “es tratar de hacer converger las buenas ideas de toda Latinoamérica para tratar de encontrar un camino común”.
Fuente: EFE