Francia vivirá de nuevo un balotaje entre el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, los candidatos más votados este domingo en la primera vuelta de la elección presidencial con una ventaja mayor de la esperada a favor del actual mandatario.
Macron, en el poder desde el 2017, logró casi un 28% de votos, seguido de Le Pen (alrededor de 25%). Según los primeros sondeos publicados este domingo, el centrista se impondría también en las segunda vuelta del 24 de abril con entre 2 y 10 puntos de ventaja.
“Nada está decidido”, aseguró Macron, candidato de La República en Marcha (LREM), en su primera reacción. “El debate que tendremos durante 15 días será decisivo para nuestro país y para Europa”, agregó ante sus simpatizantes.
Apenas conocidas los primeras estimaciones, los candidatos de derecha, ecologista, socialista y comunista llamaron a votar por él en el balotaje para impedir la victoria de Le Pen, que recibió en cambio el apoyo del ultraderechista Éric Zemmour.
“¡No hay que dar ni un solo voto a Le Pen!”, urgió de su lado el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, tercer candidato con más sufragios este domingo, sin llamar explícitamente a votar por el actual presidente. Con un 21%, el veterano político se quedó a las puertas del balotaje.
La votación, celebrada tras una atípica campaña marcada por la invasión rusa de Ucrania, agudizó además el declive iniciado en el 2017 de los partidos tradicionales --los socialistas y Los Republicanos (derecha)--, que logran cerca de 7% de votos en total.
Todo ello en un contexto de menor participación de los 48,7 millones de electores. La abstención se situó entre 26% y 28,3%, según las estimaciones, entre 4 y 6 puntos menos que en el 2017 y cerca del récord de 2002 (28,4%).
“Sociedad y civilización”
Los franceses tendrán ahora en sus manos escoger qué rumbo toma Francia hasta el 2027, una decisión que podría implicar un cambio en las alianzas internacionales de esta potencia nuclear y económica si Marine Le Pen sale elegida.
“Lo que estará en juego el 24 de abril será una elección de sociedad y de civilización”, dijo la ultraderechista, para quien Francia necesita “una gran alternancia”. En 2017, logró un 33,9% de votos en el balotaje.
La candidata de la Agrupación Nacional (RN), de 53 años, propone abandonar el comando integrado de la OTAN, que fija la estrategia militar de la Alianza, y su elección asestaría otro revés a la Unión Europea tras la reeleción del húngaro Viktor Orban.
Su rival de LREM, de 44 años, apuesta por continuar su impulso europeista y reformista con el que llegó al poder y aboga así por reforzar la autonomía militar de la UE, dentro de la OTAN.
La coyuntura internacional no es, sin embargo, la principal preocupación de los franceses a la hora de votar. La pérdida de poder adquisitivo es desde hace meses la principal inquietud, agudizada por el alza de la energía tras la guerra en Ucrania.
Poder adquisitivo
Marine Le Pen apostó así por presentarse como la defensora de las clases populares para capitalizar el descontento con “el presidente de los ricos”, que quedó reflejado en la protesta de los “chalecos amarillos” en el 2018 y 2019.
El programa de la heredera del Frente Nacional (FN) propone rebajar el IVA de combustibles, gas y electricidad del 20% al 5,5%, eximir del impuesto de la renta a los menores de 30 años y duplicar las ayudas a las madres solas, entre otras medidas.
Aunque Le Pen suavizó su discurso para parecer menos radical, sus planes también incluyen las propuestas tradicionales de la ultraderecha: ayudas sociales solo para franceses, expulsión de clandestinos, prohibición del velo islámico en público, etc.
Ante esta imagen más moderada, Macron intenta resucitar el miedo al “peligro extremista”, cargando contra su rival ultraderechista que, en su opinión, “miente” a sus electores y tiene un discurso “racista”.
El mandatario centrista, cuyo gobierno adoptó desde finales del 2021 medidas para limitar el alza del precio de la electricidad para empresas y hogares y compensar el aumento de la inflación, busca retomar en su segundo mandato su perfil más liberal.
Su propuesta estrella pasa así por retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años. Además, propone rebajar los impuestos de las empresas en casi 11,000 millones de dolares, el “renacimiento” de la energía nuclear y aumentar la pensión mínima.
“Nueva bipolaridad”
Los expertos dudan si el cordón sanitario en torno a la extrema derecha funcionará como en el 2017 y 2002.
Aunque la mayoría de candidatos derrotados llamaron a votar por Macron o contra la extrema derecha, la posición de Valérie Pécresse refleja la delicada situación en su partido de derecha Los Republicanos.
“Votaré en conciencia por Emmanuel Macron para evitar que Marine Le Pen llegue al poder”, porque su proyecto llevaría al país a la “quiebra”, aseguró Pécresse, sin dar en cambio una consigna de voto.
La debacle de LR y de los socialistas de Anne Hidalgo confirman la “recomposición de la vida política” en curso en Francia hacia una “nueva bipolaridad entre los centristas y la extrema derecha”, según el politólogo de Sciences Po, Gaspard Estrada.
Y abre una crisis semanas antes de la legislativas de junio, claves para la supervivencia financiera de los partidos. El líder del PS, Olivier Faure, pidió una “unión de izquierdas” para esos comicios.
Tanto Macron como la extrema derecha ya llamaron en cambio a los simpatizantes de Los Republicanos --divididos entre un ala liberal económicamente y otra conservadora socialmente-- a unirse a sus filas, como algunos ya hicieron desde el 2017.