Los titubeantes avances de la invasión rusa en Ucrania han puesto en el punto de mira a los servicios de inteligencia rusos, que, según los observadores, no prepararon al Kremlin para la realidad de la ofensiva.
Varios informes sugieren que una sección del poderoso Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia ha sido objeto de una atención particular, con su líder interrogado y quizás en arresto domiciliario.
Esto ha llevado a varios analistas a preguntarse si todo va bien en la sede del FSB en la plaza Lubianka de Moscú, que en su día fue la sede del KGB, los servicios secretos de la Unión Soviética.
Los observadores creen que Rusia esperaba avanzar mucho más rápido tras el lanzamiento de su invasión el 24 de febrero y que sus fuerzas serían bien recibidas, en lugar de la actual resistencia de los ucranianos.
“La gente no dejó claro a Vladimir Putin la realidad de la situación”, dijo una fuente de la inteligencia francesa, que pidió el anonimato. Para esta, “el sistema se está bunkerizando” para evitar que el presidente ruso reciba “demasiadas malas noticias”.
En una información publicada por el sitio de noticias Meduza, Andrei Soldatov e Irina Borogan, expertos rusos en servicios de inteligencia, escribieron que las primeras consecuencias de los fallos de espionaje se empezaban a notar.
El jefe de la llamada Quinta División del FSB, Serguéi Beseda, y su adjunto, Anatoli Boluj, se encuentran en arresto domiciliario en el marco de una investigación, según este sitio ruso con sede en Letonia.
La Quinta División es una rama muy poderosa del FSB que supervisa sus operaciones fuera de Rusia, especialmente en Estados de la antigua URSS como Ucrania, y distinto del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR).
Las agencias de noticias rusas informaron este fin de semana que el jefe de la guardia nacional rusa, Viktor Zolotov, aseguró que la invasión “no iba tan rápido” como les gustaría a las autoridades, pero afirmó que esto era en un intento de evitar víctimas civiles.
Vladimir Oseshkin, al frente de un sitio web que denunció abusos en cárceles rusas, indicó que esos arrestos domiciliarios forman parte oficialmente de una investigación sobre malversación de fondos destinados a Ucrania.
“Pero la verdadera razón fue la información inadecuada e incompleta sobre la situación política en Ucrania”, agregó este disidente ruso que vive en Francia.
Su sitio ha publicado una serie de cartas de un supuesto denunciante llamado “Viento de cambio” que afirma que existe un clima de miedo en el FSB por su incapacidad de alertar de la resistencia a la invasión rusa.
“Es probable que Putin esté llevando a cabo una purga interna de oficiales generales y personal de inteligencia”, dijo el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), con sede en Washington.
¿”Errónea inteligencia”?
“Puede que lo haga para salvar la cara tras no tener en cuenta sus evaluaciones o en represalia por la errónea inteligencia que puede creer que le proporcionaron”, agregó.
FSB Dosye, un sitio de investigación especializado en el trabajo del FSB financiado por el exoligarca Mijaíl Jodorkovski, dijo el lunes que los informes de una purga a gran escala eran exagerados y que Beseda había sido interrogado, pero seguía en su puesto.
Boluj también había sido interrogado, pero desde hacía ya algunos años no era el número dos de la Quinta División, agrega este medio.
Según FSB Dosye y otras informaciones, Beseda estaba en Ucrania en el 2014 para ayudar al entonces presidente Víktor Yanukóvich a hacer frente a un levantamiento prooccidental. El dirigente acabó huyendo a Rusia.
La Unión Europea (UE) sancionó al responsable del FSB en julio de ese año tras la anexión de Crimea y el estallido de los combates en el este de Ucrania con los separatistas prorrusos.
La decisión europea dice que Serguéi Beseda, nacido en 1954, “dirige un servicio responsable de la supervisión de operaciones de inteligencia y actividades internacionales”.
También se cuestiona el papel del SVR después de que Putin sometiera a una extraña humillación televisada a su jefe, Serguéi Narishkin, en la víspera de la invasión.
Según fuentes occidentales, la fuerza de la resistencia ucraniana y la falta de voluntad de las poblaciones locales para acoger a Rusia tomaron a Moscú por sorpresa.
“Antes de una operación de este tipo, hay que empezar por analizar el estado de la población, en qué situación se va a operar”, dijo un alto funcionario francés, que pidió el anonimato.