Entre más crece Anta Sports Products Ltd., más vulnerable se siente. Esa es la cuerda floja por la que camina la mayor productora de ropa deportiva de China mientras se expande más allá de la nación asiática en medio de la guerra comercial.
“En el pasado, Anta solo se enfocaba en el mercado chino y sentía poco impacto”, dijo a Bloomberg en Hong Kong Lai Shixian, director financiero de Anta. Pero ahora, con sus ventas de productos y su cadena de suministro en todo el mundo, “la guerra comercial está teniendo un impacto masivo en todos los frentes”.
Las ambiciones globales de Anta llegan en un momento difícil, cuando una intensificación de la guerra arancelaria llena de represalias está encareciendo la fabricación en China, considerado durante mucho tiempo el taller del mundo. El fabricante de ropa deportiva logró un acuerdo de US$ 5,200 millones para adquirir la finlandesa Amer Sports Oyj en diciembre, a fin de impulsar su negocio en el extranjero.
La firma con sede en Fujian ya tiene proveedores en el sudeste asiático, según Lai. Si Anta sigue mejorando sus operaciones, el impacto de la guerra comercial "todavía podría controlarse en este momento", dijo.
Si bien la guerra comercial ha reducido los pedidos para las fábricas chinas, ha dado a las marcas locales, incluida Anta, más opciones de abastecimiento.
Los inversionistas hasta ahora han aplaudido la adquisición de Anta de Amer, el fabricante de las botas de esquí Salomon y las raquetas de tenis Wilson. Reportó ingresos del primer semestre de 14,800 millones de yuanes (US$ 2,100 millones) que superaron las estimaciones de los analistas. La acción ha subido 63% este año, mientras que el indicador más amplio, el índice Hang Sang, cayó 0.6%.