Unos llegaron con el alba, otros suspiran al ver las largas filas de automóviles frente a las gasolineras: en Cuba, reabastecerse de gasolina desde hace algunos días es una pesadilla, debido en buena medida a la baja producción de Venezuela, su proveedor.
Bajo un sol abrasador frente al Malecón, la famosa costanera de La Habana, decenas de vehículos hacen disciplinadamente la cola, que da dos vueltas a la manzana alrededor de la estación de servicio.
Predominan las marcas Lada y Moskvitch, así como motos con sidecares, también heredados de la era soviética, cuyos conductores los empujan para ahorrar el poco de combustible que les queda.
Una segunda fila, cerca de las bombas, reúne a los que llegaron con sus bidones. Algunos policías y militares vigilan el lugar.
Corriendo con su bidón repleto de combustible, un cubano se apresura a llenar el depósito de su auto aparcado más lejos. “Solo dan 20 litros”, dice antes de regresar a la fila con la esperanza de conseguir más. Llegó a las siete de la mañana y se siente afortunado: el lunes, esperó en vano desde las 11 del día hasta la medianoche.
Estas escenas hacen que muchos se remonten a septiembre del 2019, cuando las sanciones de Estados Unidos bloquearon el arribo de los tanqueros venezolanos que llevan el petróleo a Cuba. Muchos automovilistas tuvieron entonces que pasar varios días e incluso madrugadas frente a las estaciones de servicio.
“Cinco o seis horas” de espera
Una crisis como esta “no es la primera vez que pasa”, dice Enrique García, de 44 años y chófer de una empresa estatal.
“Ya ha pasado otras veces que se pierde la gasolina y hay que hacer la cola, y se pierde casi el día entero en eso”, añade resignado el hombre, que está recostado en el capó de su Lada blanco.
Esta vez, “creo que empezó desde el viernes, sábado”, cuenta Santiago Segueiro, de 51 años, al volante de su taxi. “El sábado tuve que hacer una cola de tres horas para echar (combustible), y ahora vamos a ver”.
Segueiro no es muy optimista: “llegué hace media hora más o menos y por lo que estoy viendo, si no se acaba el combustible, serán más o menos cinco o seis horas. Lo malo es que se acabe, y ya la cola es por gusto”, añade.
En previsión, muchos llegaron a la gasolinera con agua y emparedados. Ojilma Mena, 48 años, vino caminando bidón en mano. “El carro lo tengo allí parqueado, pero no tiene condiciones técnicas como para estar arrancando” constantemente durante la espera.
La mujer espera terminar en una hora aproximadamente y considera que la falta de combustible está ligada al conflicto en Ucrania. “Con una situación mundial como esta, no sorprende”, asegura.
Una Venezuela menos generosa
Hasta la fecha, las autoridades cubanas no han dado explicaciones. El lunes, la provincia de Matanzas, vecina de La Habana, anunció un racionamiento del combustible, pero el representante del gobierno local aseguró que se trataba de un “problema transitorio”.
“No resulta consecuencia de un déficit de combustible en el país, sino que responde al aseguramiento logístico para su distribución”, manifestó.
Para Jorge Piñón, experto cubano en política energética en la Universidad de Texas, “una serie de eventos culminan en la actual situación”, incluida la caída en la producción nacional de petróleo (-20% desde el 2010).
Pero, ¿Cuál es el principal factor? Venezuela, suministrador de crudo a Cuba, que la isla paga con el envío de médicos, se muestra menos generosa desde hace algunos años
“Comenzando en el 2016, el suministro de petróleo crudo y combustibles de Venezuela se desploma de aproximadamente 100,000 barriles diarios a un promedio el año pasado (2021) de 56,000 barriles diarios”, sostiene Piñón.
Actualmente, “las refinerías de Venezuela están operando a niveles mínimos (por falta de mantenimiento), y no tiene gasolina o diésel que enviar a Cuba”, añade. Subraya que Caracas “se ha visto recientemente con la necesidad de importar diésel y gasolina de Irán por intercambio de crudo”. Para colmo, Cuba no puede permitirse los altos precios del mercado internacional.
Por último, las recientes averías de las centrales eléctricas en Cuba han incrementado el uso de generadores, que son grandes consumidores de diésel, precisamente el combustible que emplean los clásicos estadounidenses que han dado fama al país, y que ahora también tendrán que esperar por mejores tiempos.