El barista Kyriakos Giannichronis lee los titulares de la prensa sobre el reciente auge de la economía de su país tras años de crisis financiera aguda. Pero para él, como para muchos griegos, la mejoría no es palpable.
Al final del mes, y con un salario apenas superior al mínimo de 830 euros (US$ 920), a este joven de 27 años le quedan solo 150 euros pese a que paga un alquiler moderado.
Ante las dificultades que enfrentan muchos griegos, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis tiene previsto anunciar medidas de apoyo económico este fin de semana, en un discurso muy esperado en la Feria Internacional de Tesalónica, en el norte.
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“Gestiono lo que gano con responsabilidad, pero todo sube”, comenta Giannichronis. “Las cosas parecen mejorar, pero en realidad no es así”, asegura.
El nivel de vida en Grecia sigue siendo bajo a pesar del notable repunte de la economía, que registró un crecimiento del 2% en 2023, una tasa superior a la de la mayoría de los países europeos.
“La economía griega está creciendo, pero parte de una base muy baja”, subraya el economista Nikos Vettas, director de IOBE, fundación griega para la investigación económica e industrial.
“Aunque hoy se observe un aumento del producto interior bruto (PBI), esta mejora no es suficiente para compensar el retraso” acumulado durante la década de crisis financiera que dejó a Grecia de rodillas, explica.
Los precios de la vivienda y de los alimentos experimentaron un fuerte aumento.
“El coste de la vida neutraliza el aumento de los salarios. Como resultado, los ingresos reales de muchos hogares se ven afectados”, señala el experto.
Progresos significativos
El gobierno conservador de Mitsotakis, que sufrió una fuerte caída en su popularidad tras los malos resultados en las elecciones europeas del 9 de junio, culpa a la guerra en Ucrania del aumento de los precios de la energía.
El partido del primer ministro, Nueva Democracia, cuenta actualmente con alrededor del 22% de las intenciones de voto, lejos del 40,56% que obtuvo en las elecciones legislativas de 2023, cuando obtuvo mayoría absoluta.
El año pasado este país de algo más de 10 millones de habitantes tenía el segundo PIB per cápita más bajo de la Unión Europea, según Eurostat.
Además, el ingreso medio anual en Grecia no llega a la mitad del promedio europeo, según la misma fuente.
“¿Cómo se puede vivir si alquilar un departamento cuesta US$ 550?”, se pregunta Christina Massiou, una peluquera en una playa del acomodado sur de Atenas.
“La vida es tan cara que es imposible ahorrar para emergencias”, añade la joven de 24 años.
“Las generaciones anteriores dicen que las cosas van mejor. Para ellos, tal vez, pero los jóvenes no tienen muchas oportunidades para empezar su vida”, añade su amiga Alexandra Siouti, también de 24 años.
El Ministerio de Economía insiste en que el ingreso neto disponible de los hogares aumentó en los últimos años, situando a Grecia en el puesto 16 de la Unión Europea.
Estos datos confirman los “progresos significativos realizados por nuestro país en los últimos cinco años”, afirma el Ministerio, aunque reconoce “las dificultades reales a las que se enfrentan muchos” griegos.
“Es evidente que Grecia no se transformó en Suiza o Suecia”, añade Vettas, señalando que algunos sectores, como la construcción o la informática, se desempeñan mejor que otros.
Para los que trabajan en sectores como la hostelería, pilar clave en Grecia, “no es fácil ver cómo mejorar su situación”, destaca Giannichronis en el café donde trabaja.