La pandemia del nuevo coronavirus ha popularizado el concepto de la “inmunidad de rebaño”, ante la esperanza de que este fenómeno pueda ayudar a frenar o incluso poner fin al brote.
La inmunidad de rebaño, también conocida como inmunidad colectiva o de manada, se refiere al momento en que una gran parte de una comunidad desarrolla un grado de inmunidad a un virus, reduciendo así la propagación entre sus miembros. Como resultado, toda la comunidad obtiene protección, no solo aquellos que son inmunes.
Infección natural frente a vacunación
Hay dos caminos para la inmunidad colectiva: la infección natural o la vacunación.
La infección natural se refiere a cuando un gran número de personas han padecido una enfermedad y se han recuperado. Sin embargo, se desconoce el alcance de la protección mediante la infección natural con el nuevo coronavirus. Además, más gente moriría mientras espera la inmunidad de grupo que si se aplicara una vacuna.
“El riesgo no es aceptable”, dijo Catherine Bennett, catedrática de epidemiología de la Facultad de Salud de la Universidad Deakin de Melbourne. “No podemos permitirnos que las personas infectadas alcancen la inmunidad de grupo cuando sabemos tan poco sobre los efectos a largo plazo”.
La vacunación puede proporcionar una inmunidad generalizada más rápida y fiable.
No existe una vacuna para la enfermedad COVID-19, causada por el nuevo coronavirus, aunque se están llevando a cabo ensayos en diferentes fases en todo el mundo. Por lo general, se necesitan varios años para que una vacuna sea identificada, probada, producida y distribuida para uso de la población. Los fabricantes de vacunas esperan reducir drásticamente los plazos con este virus mediante ensayos más rápidos y la fabricación a gran escala, incluso antes de que se demuestre la eficacia de los productos.
Los expertos creen que, en ausencia de otras medidas, la inmunidad de rebaño podría activarse cuando entre el 50% y el 70% de la población gane inmunidad a través de la vacunación. El nivel preciso depende de la tasa de eficacia de la vacuna, que según los expertos será del 70% como mucho.
Importancia de la distribución
La forma en que se distribuye una vacuna tiene implicaciones para su eficacia. Si se comparte de forma desigual —por ejemplo, si los ricos tienen mayor acceso que los de los lugares más pobres- se crearían grupos seguros pero se dejarían grandes áreas de personas vulnerables al patógeno.
En las primeras etapas de la distribución, puede darse mayor prioridad a los trabajadores sanitarios y a otras personas en primera línea, o a los que se consideran más vulnerables, un proceso conocido como vacunación selectiva. Esto conlleva el riesgo de que no se vacunen personas que podrían considerarse “superpropagadores”, como los trabajadores del transporte público.
“Tenemos que asegurarnos de que difundimos la vacuna de forma equitativa entre la población”, dijo Joel Miller, profesor de matemáticas aplicadas en la Universidad La Trobe de Melbourne, que utiliza modelos matemáticos para ayudar a los Gobiernos y a las organizaciones sin ánimo de lucro a formular políticas para controlar las enfermedades infecciosas.
Restricciones de movimiento
El movimiento de personas también tiene implicaciones para la propagación de un virus.
A niveles de vacunación más bajos, el número de personas que finalmente se infectan es similar en un grupo de personas que se mezclan y viajan mucho, y un grupo de personas que son relativamente estáticas. Sin embargo, la propagación es mucho más lenta en una población estática, por lo que los Gobiernos de todo el mundo han estado imponiendo confinamientos.
Incluso aunque un alto porcentaje de la población esté vacunado, el número de infecciones puede reducirse aún más si la gente se abstiene de viajar.
Mientras esperamos
El nuevo coronavirus se propaga principalmente a través de gotas expulsadas cuando una persona tose, estornuda o incluso cuando habla.
Hasta que se desarrolle una vacuna, el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y la higiene de manos pueden ayudar a reducir la transmisión y contribuir a la creación de la inmunidad de rebaño.
Los epidemiólogos están en gran parte de acuerdo en que una estrategia combinada es fundamental, ya que las primeras vacunas que se introduzcan en el mercado probablemente no tendrán una eficacia del 100%.
“Se trata de añadir capas”, dijo Bennett, de la Universidad de Deakin. “Esto nos da una protección extra contra la propagación en la comunidad. La situación es mucho mejor en los lugares donde se utiliza una combinación de medidas”.