La detección del virus de la gripe aviar H5N1 en ganado vacuno, la constatación de que se puede transmitir entre mamíferos desde leche contaminada y los nuevos casos en humanos deberían preocupar, señala el microbiólogo Raúl Rivas, para quien esta “escalada de sucesos” implica que la vigilancia tiene que ser extrema.
“El H5N1 ya es un virus pandémico en aves, esperemos que no llegue a serlo en humanos”, subraya en entrevista con EFE Rivas, doctor en Biología y catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca (oeste de España).
El investigador explica que existen multitud de focos en aves silvestres, más que nunca en la historia, y en aves domésticas. Desde las aves el virus saltó a mamíferos, pequeños y grandes, como leones marinos (por depredación de aves muertas), y hace unos meses apareció en granjas lecheras de Estados Unidos, “otro hecho muy preocupante”.
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La localización de un subtipo del virus en una granja lechera de ese país en primavera constituye el primer brote documentado de gripe aviar altamente patógena en ganado vacuno. Desde entonces se ha acreditado y publicado en diversos estudios científicos su propagación entre rebaños, el salto a otros mamíferos (gatos, mapaches) e, incluso, un goteo de nuevos casos en humanos.
“De momento con síntomas leves”, indica Rivas, quien detalla que desde 2003 hasta el 1 de abril de 2024 se han notificado en el mundo un total de 889 casos, según la Organización Mundial de la Salud. “Esto indica que por ahora la transmisión no es muy buena de animal a humano y además no se conoce transmisión de humano a humano”, dice.
Pero la mortalidad (463 personas) ronda el 52%, “lo cual es una barbaridad”.
Al virus -según el investigador- parece que “le está costando adaptarse” a los humanos, pero si infecta a cerdos habrá “un grave problema”, no solo por las grandes explotaciones, sino porque estos “actúan como cocteleras”.
Estos animales tienen en sus células receptoras tanto para la gripe aviar como para la humana. “Si esos dos virus entran en una misma célula, se puede producir una recombinación entre ellos y aparecer uno diferente que tenga capacidad para infectar a humanos”, detalla Rivas.
Es algo parecido -añade- a lo que sucedió en 2009 con “la famosa gripe A (H1N1) con potencial pandémico (...). Afortunadamente, hoy está controlada y circulando entre las gripes estacionales”.
“Estamos en un escenario ahora mismo de incertidumbre con el H5N1 y de preocupación. Por lo tanto, hay que continuar la vigilancia para establecer las medidas de control oportunas, detectar si aparecen casos de humanos y, por supuesto, los brotes en animales”, subraya.
El científico recuerda que ya hay vacunas para este virus de la influenza, para animales y humanos. De hecho, apunta, Estados Unidos está empezando a producirlas de forma acelerada y se está planteando la oportunidad de vacunar a trabajadores de riesgo.
No obstante, “el tema no es que exista una vacuna, sino, como vimos con la covid-19, producirlas y distribuirlas a gran escala; no es tan fácil y requiere tiempo”, comenta.
Microbios y cáncer
Rivas publicó recientemente “Microbios y cáncer” (editorial Guadalmazán), un libro en el que con datos históricos, bibliografía científica y, en ocasiones, anécdotas desgrana la relación entre microbios y cáncer: casi el 20% de los tumores malignos están relacionados con infecciones de bacterias, parásitos y virus.
Sobre el cáncer, que en el siglo XVIII era asociado con un exceso emocional, “sabemos cada día más cosas”, relata, pero todavía queda “un trecho largo” para eliminar la enfermedad. “Otra cuestión es que podamos ir entendiendo algunos tipos de tumores, cronificándolos y aumentando el arsenal de herramientas para combatirlos”.
Aún no es posible, por ejemplo, una vacuna universal contra el cáncer; no existe tecnología para ello y el cáncer son muchas enfermedades distintas, recalca el científico.
Para Rivas, en pocos años todo ha cambiado mucho y seguirá cambiando en parte por la inteligencia de datos e inteligencia artificial. Ya hay estudios que demuestran la utilidad de la IA para, por ejemplo, el análisis de mamografías y mejora del diagnóstico del cáncer de mama, o para identificar una nueva clase de candidatos a antibióticos contra bacterias resistentes.
Pero todavía la IA no ha explotado en la ciencia, opina Rivas. Usando un símil, relata que ahora se está “como con aquellos primeros móviles, Nokia o Motorola”, que parecían “increíbles, pero hay que llegar hasta los teléfonos inteligentes actuales”. Es entonces “cuando la IA será una herramienta maravillosa para la ciencia”.
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