Cada vez que Rusia ataca territorio ucraniano, las autoridades de Kiev encuentran en los drones y misiles componentes electrónicos fabricados en países occidentales, una situación que Ucrania espera que cambie con la aprobación, acordada esta semana por los Veintisiete, de nuevas medidas de la UE para evitarlo.
Además de dar luz verde a la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania, el Consejo Europeo logró ponerse de acuerdo en la introducción del décimo segundo paquete de sanciones, que llegará casi medio año después del anterior y tendrá como una de sus prioridades reforzar el cumplimiento de las medidas ya adoptadas.
A la espera de que se conozcan los detalles de esta nueva ronda de sanciones, el Consejo adelantó que ampliará la lista de componentes y piezas consideradas de doble uso (susceptibles de ser utilizadas también en la industria militar), cuya exportación a Rusia está prohibida.
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Según el asesor del Gobierno ucraniano Antón Gerashchenko, las nuevas medidas también obligarán a las empresas europeas a introducir una cláusula que prohíba a quienes compren sus bienes de uso dual reexportarlos a Rusia.
Kiev lleva meses pidiendo a la UE que tome nuevas medidas para reducir las violaciones de las sanciones en vigor, y ha celebrado el acuerdo del Consejo del jueves como un paso en la buena dirección para cerrar el grifo de la tecnología occidental a Rusia.
Componentes europeos en las armas rusas
Mientras los jefes de Estado y de Gobierno de la UE cerraban en Bruselas esta y otras decisiones sobre la guerra, las alarmas antiaéreas sonaban en Kiev y en la región de Jmelnitski, en Ucrania occidental.
Poco después, fuertes explosiones sacudían ambas regiones y las autoridades militares ucranianas anunciaban el armamento utilizado en el ataque: misiles supersónicos Kinzhal.
Los Kinzhal son el misil más difícil de interceptar con que cuenta Rusia.
Pese a las muchas sanciones occidentales en vigor para evitarlo, cada Kinzhal tiene decenas de componentes fabricados en Estados Unidos y un número menor de piezas procedentes de Suiza, Japón, Taiwán, Alemania e incluso España, según información publicada por las autoridades ucranianas.
Ucrania también encuentra componentes fabricados en países que han impuesto sanciones a la industria militar rusa en drones, otros tipos de misiles o equipamiento radioelectrónico utilizados por el Ejército ruso en el campo de batalla.
¿Cómo se violan las sanciones?
Una de las formas más habituales que Rusia tiene de burlar las sanciones es importar los componentes que Europa y Estados Unidos no le pueden vender a través de terceros países como China, Armenia, Kazajistán y otros países de Asia Central.
Además de acordar en la cumbre europea una ampliación de la lista de piezas y componentes considerados susceptibles de ser utilizados en la industria militar, la Unión Europea pidió medidas a algunos de los países que reexportan a Rusia bienes europeos de doble uso.
El pasado 7 de diciembre, en el marco de la cumbre sino-europea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, presentó al presidente chino, Xi Jinping, una lista de 13 empresas chinas que estarían adquiriendo productos europeos de uso dual para acabar enviándolos a China.
A finales del año pasado, el enviado especial de la Unión Europea para las Sanciones, David O’Sullivan, visitó Astaná para pedir al Gobierno kazajo que siga reduciendo la reexportación a la vecina Rusia de bienes europeos incluidas en las sanciones a Moscú.
Según datos del propio Gobierno kazajo, las importaciones de productos europeos por parte del país han alcanzado niveles récord desde el comienzo de la invasión militar rusa de Ucrania.
Bruselas sospecha que el principal motivo es la reexportación sistemática a Rusia de bienes que Moscú ya no puede comprar de Europa, y busca fórmulas para evitar que las relaciones comerciales europeas con sus socios no comunitarios sirvan para seguir financiando la maquinaria de guerra del Kremlin.
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