Con una abstención de 53% y más del 30% del electorado optando por opciones más moderadas, los candidatos que se disputarán la Presidencia chilena en diciembre, el ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric, inician este lunes la carrera por los votantes clave para llegar a La Moneda: el centro político.
El abogado católico del Partido Republicano se impuso con el 27.9% y por poco más de 150,000 votos al diputado y exlíder estudiantil (25.8%), la carta del Frente Amplio y el Partido Comunista.
Es la primera vez desde al retorno a la democracia en 1990 que los partidos tradicionales de centroizquierda y centroderecha se quedan fuera de la contienda y que en las urnas se batirán dos modelos de país tan sumamente distintos.
Para Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos, “la gran mayoría de los chilenos se consideran centristas, a favor de cambios graduales” y, con los resultados del domingo, “se han quedado sin candidato”.
Kast, fuerte en regiones del norte y del sur, defiende el modelo neoliberal instalado durante la dictadura (1973-1990) y entona un duro discurso antinmigración, basado en el orden y en los valores tradicionales. Sus referentes son Donald Trump y Jair Bolsonaro y más de una vez ha defendido al general Augusto Pinochet.
Boric, en tanto, ansía un Estado de bienestar parecido al europeo, con acento feminista y ecologista. Se hizo fuerte en la capital, aunque no logró permear en las clases trabajadores de la periferia.
“Estamos asistiendo a un vaciamiento del centro político”, indicó a Efe Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.
“Voto a voto”
Siempre se ha dicho que quien saca más votos en primera vuelta llega a La Moneda (sede de Gobierno) -algo que lleva ocurriendo desde 1999-, pero esta vez es distinto pues la diferencia entre ambos candidatos es pírrica.
“La segunda vuelta va a estar muy reñida y se va a pelear voto a voto”, dijo Claudia Heiss, académica de la Universidad de Chile.
Según la encuesta Cadem publicada este mismo lunes, Kast y Boric empatarían en diciembre con el 39% de votos cada uno. Conscientes del incierto escenario, los candidatos se afanan por concitar nuevos apoyos y construir “grandes mayorías”.
“Siempre planteamos que nuestro programa no estaba escrito en piedra, que hay cosas que se pueden modificar. Queremos encontrarnos con todos porque nos jugamos el futuro de Chile”, indicó este lunes Kast en su primer acto público tras los comicios.
“No sobra nadie en la unidad que tenemos que construir para ganar. Será una elección estrecha y difícil”, reconoció Boric la noche del domingo.
¿Y los votos de Parisi?
Tras ellos, quedaron en cuarto y quinto lugar el oficialista de derecha Sebastián Sichel y la democristiana de centroizquierda Yasna Provoste, con el 12.69% y 11.66%, respectivamente.
Sichel ya dijo que no iba a pedir el voto por Boric y que dejaba la puerta abierta para hacerlo por el ultraconservador. En unas ambiguas declaraciones, Provoste evitó dar su apoyo al izquierdista, aunque su partido aclaró después que definirá su postura en una próxima junta nacional.
Quien sí se cuadró con el diputado fue el Partido Socialista, el compañero de coalición de la Democracia Cristiana y miembro de la antigua Concertación. “Hacemos un llamado a los chilenos a no desmerecer la amenaza que representa la extrema derecha”, indicó su presidente, Álvaro Elizalde.
Según Morales, a Boric le va a resultar “más difícil” reunir el apoyo de toda la centroizquierda, mientras que la derecha “se va a reunir rápidamente entorno a Kast” porque es “más disciplinada”.
La gran incógnita es qué harán el 12.8% de los votantes de Franco Parisi, un polémico economista que sorpresivamente quedó tercero, pese a que ni siquiera pisó Chile e hizo campaña en redes sociales desde su residencia en Alabama, Estados Unidos. Kast y Boric ya le han hecho guiños.
En las elecciones del 2013, las últimas a las que se presentó, Parisi no se posicionó por ningún candidato, aunque el 70% de su electorado se fue con la conservadora Evelyn Matthei, que perdió contra la socialista Michelle Bachelet. El Chile de ahora dista mucho de entonces y nadie sabe bien hacia dónde irán sus votos.
Para Heiss, “el votante de Parisi es difícil de clasificar”, aunque es el candidato que mejor ha capitalizado el castigo a los partidos políticos, tanto nuevos como viejos.