A imagen y semejanza de Europa, el fútbol brasileño se está abriendo a las inversiones extranjeras, que podrían resucitar con fuerza a varios equipos alicaídos y reforzar el dominio del gigante sudamericano en las canchas de la región.
Hasta el momento, sendos inversionistas estadounidenses negociaron la compra del Botafogo y del Vasco de Gama, ambos de Rio de Janeiro, mientras otros preparan su desembarco. Además, el exastro brasileño Ronaldo, que brilló en el Viejo Continente, adquirió el club donde debutó, el Cruzeiro, de Belo Horizonte, de la segunda división.
“Con esas inversiones la tendencia es que la gestión del fútbol local mejore y eso suele traer más dinero y, consecuentemente, una mayor capacidad competitiva”, dice Cesar Grafietti, socio de la consultora Convocados y asesor de este tipo de operaciones.
Las fortunas aparecieron luego de que el Congreso brasileño aprobara en agosto del 2021 la ley de Sociedades Anónimas de Fútbol (SAF), que brinda ventajas tributarias y estimula la transformación de los clubes en empresas, tras funcionar durante un siglo como asociaciones sin ánimo de lucro.
“El fútbol brasileño siempre fue muy cerrado a las inversiones externas debido al modelo de control nacional de los clubes”, explica Grafietti.
Antes de las SAF, solamente había dos equipos-empresa en la élite: Cuiabá, de la firma local de neumáticos Drebor, y Red Bull Bragantino, parte del conglomerado deportivo de la multinacional austriaca, ambos equipos en competencia en torneos internacionales.
“Ganar para ser rentable”
El negocio es atractivo para extranjeros por la depreciación del real frente al dólar y el euro, y por la “materia prima” de Brasil, principal exportador de futbolistas, coinciden expertos.
También porque hay margen para explotar comercialmente la afición al fútbol en un país donde 110.4 de los 213 millones de habitantes dicen ser hinchas de algún once local, según la firma Ibope Repucom.
Se abrió un mercado “con un potencial muy grande”, asegura Grafietti.
Vasco y Cruzeiro, ambos en segunda división, y Botafogo, que volvió a la A este año, buscaron la transformación como salvavidas frente a crisis económicas, un mal generalizado en las escuadras brasileñas.
Entre los tres debían unos US$ 442 millones en el 2020, según la consultora Sports Value. La ley establece que las deudas sean pagadas con ingresos y ganancias de las SAF.
El estadounidense John Textor, copropietario del Crystal Palace inglés, del Molenbeek belga y conocido como el gurú de la realidad virtual en Hollywood, cerró en marzo la compra del 90% de las acciones del Botafogo a cambio de unos US$ 77 millones de inversiones en los próximos tres años.
“El fútbol no es diferente de cualquier otro negocio. Hay que ganar para ser rentable”, afirmó a CNN en marzo, antes de contratar al técnico portugués Luís Castro y a una docena de jugadores.
Tras unas negociaciones que algunos consideraron desventajosas para el equipo, Ronaldo adquirió el 90% del Cruzeiro, bicampeón de la Libertadores (1976 y 1997), por un monto que no está claro.
“No descansaremos hasta implementar ampliamente un modelo de gestión eficiente, ético y que traiga éxito deportivo”, dijo el también dueño del Real Valladolid, de la segunda categoría española, al cerrar el acuerdo en abril. Cruzeiro fue discreto en sus fichajes.
El grupo estadounidense 777 Partners, propietario del Génova italiano y de parte del Sevilla español, aguarda por su parte la decisión de consejeros y socios del Vasco para confirmar la adquisición del 70% del club por US$ 135 millones.
Desembarques a la vista
El especialista en mercadeo deportivo Rafael Zanette considera que la “urgencia por razones financieras” hizo que el trío pionero acelerara las operaciones, pero su experiencia servirá a interesados en emular su camino, como Coritiba, Atlético Goianiense o Athletico Paranaense, campeón de la Sudamericana 2021.
“En el futuro algunos clubes que estén interesados en convertirse en SAF van a ser más exigentes en el momento de aceptar propuestas”, avisa.
Bahia, en la B, negocia con un inversor foráneo: el Grupo City, propietario del Manchester City y otros nueve onces, según medios locales.
El campeón del Brasileirao 2021, Atlético Mineiro, no descarta volverse SAF. Pero otros grandes como Flamengo, Corinthians o Palmeiras no se dejan seducir, por ahora.
“Tal vez ellos opten por alternativas que no impliquen necesariamente negociar con un único dueño” para así mantener cierto control, apunta Grafietti.
Zanette asegura que si los nuevos actores responden a las expectativas, los elencos brasileños, ganadores de cuatro de las últimas cinco copas Libertadores, ampliarán la brecha con sus pares sudamericanos.
“Latinoamérica debe mirar el mercado brasileño como referencia. Ese es el camino para crecer, incluso para acercarnos un poco a Europa”.