(Foto Referencial: Pixabay)
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Extender la vida útil de los en sólo un año reduciría significativamente las en la , dijo un reporte de grupos ambientalistas, pidiendo nuevas normas en el bloque para hacer que los electrónicos duren más tiempo.

Los activistas dijeron que las regulaciones de la UE deberían concentrarse en los costos climáticos de producir teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos, en lugar de la eficiencia de su consumo de energía, como es la situación actual.

Si los teléfonos inteligentes, computadores portátiles, lavadoras y aspiradoras se utilizaran sólo por un año más, la baja resultante de las emisiones de carbono sería similar a la que provocaría el retiro de todos los automóviles de Dinamarca, un estado de casi 6 millones de personas, dijo el reporte.

El documento fue publicado por la Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB, por sus siglas en inglés), una asociación de decenas de organizaciones no gubernamentales.

"El impacto climático de nuestra cultura de teléfonos inteligentes desechables es demasiado alto. No podemos permitirnos reemplazarlos cada pocos años. Necesitamos productos que duren más y puedan ser reparados si se rompen", dijo Jean-Pierre Schweitzer de EEB.

El reporte invocó el "derecho a la reparación" para los ciudadanos de la UE, lo que implicaría nuevos requisitos para que los fabricantes de aparatos utilicen materiales más duraderos en sus productos y los hagan más fáciles de reparar.

De los electrónicos evaluados en el reporte, los teléfonos inteligentes tienen por lejos el mayor impacto climático, mostró el estudio.

Los más de 200 millones de teléfonos inteligentes vendidos en Europa cada año tienen una vida promedio de tres años y sus fases de producción, distribución y eliminación representan la mayor cantidad de emisiones.

Un teléfono inteligente tendría que utilizarse por más de dos siglos para compensar las emisiones que genera su producción, dijo el estudio, mientras que la vida óptima de una aspiradora debería ser de unos 20 años.

El ciclo completo de los teléfonos inteligentes vendidos en Europa es responsable de 14 millones de toneladas de emisiones de carbono, más que las producidas al año en Letonia, que tiene una población de dos millones de personas.