El ministro de Agricultura, Carlos Favaro, dijo que Brasil debería unirse a la Iniciativa del la Franja y la Ruta de China para contrarrestar el creciente proteccionismo de Estados Unidos y la Unión Europea, una idea que ha dividido al gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva que busca atraer nuevas inversiones a la mayor economía de América Latina.
La idea de formar parte del emblemático programa chino de comercio mundial e infraestructuras ha provocado debates en el seno del gobierno de izquierda de Lula, con algunos ministros argumentando que es necesario para atraer nuevas inversiones masivas, mientras que otros temen que la asociación pueda dañar las relaciones existentes con Estados Unidos y la UE.
No obstante, en su intervención en el Bloomberg New Economy at B20 en Sao Paulo el martes, Favaro argumentó que el país podría unirse a la iniciativa sin “crear disputas con nadie”.
“Necesitamos y tenemos una gran relación con Estados Unidos, la Unión Europea, pero también algunas medidas proteccionistas que intentan imponernos deben ser combatidas con una ampliación del rango de socios comerciales”, dijo añadiendo que el fortalecimiento de los lazos con China y otras naciones ofrece una “oportunidad para superar las barreras comerciales” que se han impuesto a Brasil.
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Lula se encuentra cada vez más en el centro de una competencia global cada día más intensa entre las dos mayores economías del mundo, en su intento de atraer inversiones exteriores para reforzar la economía brasileña, impulsar el desarrollo de infraestructuras y apoyar sus planes de transición ecológica.
Favaro ha desempeñado un papel destacado en los intentos de Lula de estrechar lazos con China: el año pasado, encabezó una delegación de ejecutivos del sector agroalimentario que viajó a China con el objetivo de ampliar los lazos agrícolas entre ambas naciones, y desde entonces Brasil ha firmado acuerdos para exportar más carne de vacuno y otros productos al gigante asiático.
Estados Unidos y Brasil, por su parte, llevan mucho tiempo enfrentados por la protección del etanol y otros productos, ya que ambos países compiten por la supremacía mundial en la exportación de productos agrícolas como la soja, el maíz y el algodón.
En su intervención en el mismo evento, el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jonathan Finer, reconoció la intensificación de la competencia con China, pero rechazó la idea de que Estados Unidos esté perdiendo terreno en su propio continente.
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“Esta es una región que va a tomar sus propias decisiones, sus propias decisiones económicas, sus propias decisiones sobre asociaciones comerciales, sobre asociaciones de seguridad”, dijo Finer durante una entrevista con John Micklethwait, redactor jefe de Bloomberg. “Y Estados Unidos respeta mucho la soberanía de los países de la región y su capacidad para tomar sus propias decisiones sobre lo que es mejor para su futuro”.
Bajo la presidencia de Joe Biden, señaló Finer, Estados Unidos ha “invertido” una narrativa según la cual el país estaba “a punto de ser rebasado por China como potencia económica, que la influencia de Estados Unidos estaba menguando en el mundo y que la influencia de China iba en aumento”.
Una histórica ley europea destinada a atajar la deforestación mundial ha generado más recientemente fricciones entre Brasil y la UE. El país sudamericano es una de las potencias agrícolas que han criticado los planes por considerar que perjudicarán a los agricultores y a las exportaciones.
La Comisión Europea decidió aplazar la ley a principios de este mes en medio de la presión de los países productores de materias primas y los líderes del sector. Pero Favaro mantuvo la firme oposición de Brasil a la ley durante el evento, diciendo que se hizo “de forma unilateral” y de una manera que desprecia la “soberanía de otras naciones”.
Brasil “nunca estará de acuerdo” con la ley, afirmó.
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