Simone Biles ganó el martes su primera medalla de oro en París 2024 al liderar al equipo de Estados Unidos en la reconquista del título olímpico por equipos de gimnasia artística.
Recuperada de la amarga experiencia de Tokio, Biles volvió a subir a lo más alto del podio de unos Juegos por primera vez desde Rio-2016 y se colgó así el quinto oro olímpico de su carrera.
La plata fue para Italia y el bronce para Brasil, que logra de esta manera el primer podio olímpico por equipos en su historia en la gimnasia.
Con este oro, que Estados Unidos había perdido hace tres años a manos de las rusas -ausentes en París-, Biles da el primer paso para reconquistar el imperio olímpico que construyó en Rio de Janeiro-2016, cuando el mundo descubrió lo que los gimnastas ya sabían desde hacía tiempo, que aquella deportista menuda y sonriente no era como los demás.
Desde que los presentadores anunciaron su nombre, un repleto Arena Bercy arropó cada paso de la ganadora de 23 títulos mundiales, hoy con un brillante maillot con los colores estadounidenses y un vendaje que le cubría la parte baja de la pierna, aunque menos extenso que con el que acabó las clasificaciones el domingo.
Entre el público, de nuevo, estrellas como la leyenda del tenis Serena Williams, el director de cine Spike Lee o el millonario Bill Gates seguían con atención sus movimientos. Y la gimnasta más condecorada de la historia no tardó en demostrar a lo que ha venido a París, a recuperar lo que el exceso de presión le había arrebatado en Tokio.
Con un preciso salto en el potro, Biles arrancó la competición con la mejor nota de la primera rotación. También aterrizó clavada de las barras asimétricas, su aparato menos fuerte, y tras un paso más discreto por la barra de equilibrio fue la encargada de cerrar con su espectacular ejercicio de suelo ante un estadio en pie.
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Tokio, olvidado
Esta tarde en París, con 10,000 personas celebrándola, aquella desconcertante final de julio de 2021 parecía en otra vida. Aquel día, durante la misma decisión por equipos de este martes, el mundo pudo ver en directo lo que parecía impensable: la poderosa Simone Biles, la mejor gimnasta de la historia, también fallaba.
A pesar de que, según ella contó después, los venía sintiendo desde hacía un tiempo, aquel día los “twisties”, un fenómeno que provoca que los gimnastas pierdan el sentido de la orientación cuando están en el aire, se hicieron insostenibles para Biles, que acabaría perdiéndose la mayoría de pruebas de aquellos Juegos atípicos, celebrados en 2021 a causa de la pandemia.
Aunque después de Tokio pensó que no volvería a competir, tras dos años dedicada a sí misma, Biles recobró la ilusión y quiso regresar al deporte de su vida. Pero, en sus propios términos.
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Bronce histórico
Más serena, Biles llegó a París para demostrarse de lo que era capaz y, de momento, no parece tener techo. Su reconquista olímpica vivirá otra importante batalla el jueves, en la final del concurso general individual.
Ganadora de seis títulos mundiales en esta disciplina, y del oro olímpico en Rio de Janeiro-2016, Biles lideró también la clasificación el domingo, por delante de la brasileña Rebeca Andrade, que la escoltó en todos los aparatos y también fue el pilar sobre el que se apoyó su equipo para subir al podio este martes.
Primera mujer gimnasta brasileña en conseguir una medalla olímpica en Tokio, donde subió dos veces al podio, la paulista de 25 años, vigente campeona olímpica de salto, lideró la remontada de su equipo, que fue de menos a más.
Subcampeonas en el pasado mundial, las auriverdes acumularon algunos fallos que les llevaron al sexto puesto antes de la última rotación. Pero su potente actuación en el salto, con una Andrade soberbia, les llevaron a arrebatarle el bronce en el último momento a las británicas.