Los países occidentales deberían permitir que Ucrania ataque bases militares en territorio ruso con las sofisticadas armas de largo alcance que están proporcionando a Kiev, dijo el miércoles el presidente de Francia, Emmanuel Macron, un nuevo indicio en un cambio de postura que podría cambiar la dinámica de la guerra.
La cuestión de si permitir que Ucrania ataque blancos en territorio ruso con armamento proporcionado por Occidente ha sido un tema delicado desde que el Kremlin emprendió su invasión de plena escala en el país vecino en febrero del 2022.
En su mayoría, los líderes occidentales han evitado dar ese paso porque supone un riesgo de provocar al presidente de Rusia, Vladímir Putin, que ha advertido con frecuencia que la implicación directa de Occidente podría poner al mundo camino de un conflicto nuclear.
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Pero la guerra se ha inclinado a favor de Rusia últimamente, y las fuerzas del Kremlin han sacado provecho de la falta de tropas y munición en Ucrania, después de que una larga demora en la ayuda militar estadounidense y la capacidad limitada de producción militar en Europa occidental frenaran entregas cruciales al frente.
Los misiles y bombas rusas han golpeado posiciones militares y zonas civiles ucranianas, lo que incluye la red eléctrica. Kiev enfrenta su prueba más dura de la guerra, y ampliar sus opciones con las armas de largo alcance podría dar pie a un contraataque y asestar un golpe al Kremlin.
Macron dijo que la posición de Francia es que “creemos que debemos permitir (a Ucrania) neutralizar las instalaciones militares (rusas) desde las que se lanzan los misiles”.
“Si decimos (a los ucranianos) que no tienen derecho a llegar al lugar desde donde se disparan los misiles, en la práctica les estamos diciendo que les entregamos armas pero no pueden defenderse por sí mismos”, dijo Macron el martes por la noche durante una visita oficial a Alemania.
Sus declaraciones llegaban al día siguiente de que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, instara a los miembros de la alianza a levantar algunas de las restricciones al uso ucraniano de las armas occidentales.
“El derecho a la autodefensa incluye golpear objetivos legítimos fuera de Ucrania”, dijo Stoltenberg el lunes en una reunión de la OTAN en Sofía, Bulgaria.
Ya a principios de mayo, Moscú interpretó como una amenaza un comentario del secretario británico de Exteriores, David Cameron, sobre que Ucrania podría utilizar las armas británicas de larga distancia, como el misil de crucero Storm Shadow, para devolver el golpe a Rusia.
Eso, junto con los comentarios de Macron de que no descarta enviar tropas a Ucrania, hizo que Rusia anunciara que realizaría maniobras con armas nucleares tácticas. Rusia también advirtió a Londres que su decisión podría suponer ataques de represalia contra equipamiento e instalaciones militares británicas en suelo ucraniano u otros lugares.
Los líderes eligen sus palabras con cuidado. Macron subrayó que sólo las bases rusas utilizadas para lanzar misiles contra Ucrania deben ser consideradas como objetivos legítimos, y no otras bases rusas o infraestructura civil.
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En declaraciones junto a Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, mantuvo su costumbre de hablar con más cautela y evitó comprometerse, señalando que según el derecho internacional Ucrania “está autorizada a defenderse”.
Scholz ha insistido en evitar acciones que puedan acabar arrastrando a la OTAN a una confrontación con Rusia en el campo de batalla. Otros líderes occidentales han expresado temores similares a una paulatina escalada con mucho en juego.
Esa preocupación es compartida por Washington. Durante los dos últimos años, Estados Unidos ha ido cediendo a las peticiones ucranianas de apoyo, enviando tanques y sistemas de misiles de largo alcance que en un principio fue reacio a proporcionar, aunque los entregó con una cláusula de que no se apuntaran a territorio ruso.
“En este momento no hay cambios en nuestra posición”, dijo el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. “No alentamos ni facilitamos el uso de armas proporcionadas por Estados Unidos para atacar dentro de Rusia”.
Los líderes occidentales quieren aumentar la presión sobre Putin, cuyas fuerzas han presionado con dureza en las últimas semanas contra las defensas ucranianas en el este y nordeste de Ucrania.
Esta semana se ha anunciado un aluvión de nueva ayuda europea. Bélgica y España hicieron sendas promesas de nuevo apoyo militar a Ucrania estimado en unos 1,000 millones de euros (US$ 1,100 millones). Suecia anunció el miércoles que donaría ayuda por valor de 13,000 millones de coronas (US$ 1,230 millones), la partida más grande que ha donado Estocolmo por ahora. El paquete incluirá sistemas antiaéreos, munición de artillería y vehículos blindados.