Tres años después de la prohibición de la educación para las niñas y las adolescentes en Afganistán, el número de centros educativos religiosos en el país ha aumentado considerablemente hasta superar las 21,250 escuelas islámicas frente a los 316 centros de educación moderna, un dato visto con preocupación por los especialistas.
“Parece muy peligroso para el futuro del país que se hayan establecido tantos centros de estudios islámicos al estilo talibán y que haya tan pocas escuelas de educación moderna”, dijo a EFE el experto en educación Ghulam Jelani Alokozai, que teme que esta tendencia lleve a los jóvenes afganos hacia el extremismo.
En un informe reciente, el Ministerio de Educación del Gobierno de facto celebró la creación de más de 21,000 centros de educación islámica, incluidos seminarios y centros de memorización del Corán en el país asiático desde la vuelta de los fundamentalistas al poder en agosto de 2021.
Por su parte, la activista Nahid Noori criticó a los talibanes por mantener todas las instituciones educativas cerradas para las mujeres.
Los expertos también critican al Ejecutivo de facto por alterar los currículos educativos.
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“Ya teníamos centros islámicos y un currículo integral ¿por qué el cambio drástico y el aumento en los centros de estudios cuando también se necesita educación moderna?”, se pregunta el erudito religioso Mulavi Sayed Ibrar.
Para otros expertos, la prohibición de la educación para las adolescentes también entra en conflicto con los principios islámicos, que enfatizan que la educación es fundamental tanto para los hombres como para las mujeres.
Para jóvenes estudiantes como Madina, de 18 años, el cierre de las escuelas ha hecho añicos sus aspiraciones.
“Soñaba con convertirme en economista, pero con las escuelas cerradas sólo puedo asistir a un seminario. Me siento desesperanzada sobre el futuro”, dijo a EFE.
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