Un panel del Gobierno de Japón ha propuesto hoy una serie de medidas para controlar la población de osos en el país, entre las que figuran los incentivos por su caza, ante el número récord de ataques de estos animales a humanos durante el último año.
Los expertos del Ministerio de Medio Ambiente piden incluir a los osos autóctonos entre las “especies designadas para un programa de control y captura”, en respuesta a la alarma social generada por el incremento sin precedentes de los encuentros con osos y de casos que resultaron con heridas o incluso muerte de las personas.
Desde abril de 2023 se han registrado un total de 197 ataques de osos en 19 prefecturas de Japón, lo que ha dado lugar a 6 víctimas mortales, según datos oficiales, que suponen las mayores cifras hasta ahora registradas.
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Los avistamientos y ataques se han disparado en zonas residenciales desde el pasado otoño, algo que los expertos achacan a temperaturas inusualmente altas que redujeron la disponibilidad de nueces y bellotas, principales alimentos de los osos, lo que empujó a los animales a aventurarse más allá de sus hábitats habituales.
La propuesta del panel gubernamental pide a los municipios designar zonas de territorio como hábitat de los osos, claramente diferenciadas de zonas residenciales humanas, y monitorizar la población animal para garantizar que se mantiene en niveles “saludables”.
Además, se recomienda añadir a los osos al listado de otros animales para cuya caza se ofrecen subsidios, entre los que se encuentran también especies locales de ciervos y jabalíes.
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Los osos autóctonos del archipiélago japonés son el ‘Ursus thibetanus japonicus’, una subespecie del oso asiático catalogada como vulnerable o con alta probabilidad de quedar en peligro la extinción, y los osos pardos del Ussuri (“Ursus arctos lasiotus”), que habitan exclusivamente en la isla septentrional de Hokkaido.
La propuesta pide excluir del programa de control y caza a los osos nativos de la región insular de Shikoku, pertenecientes a la primera variedad y considerados en especial peligro de extinción, mientras que se cree que los animales de la misma subespecie se están propagando por el resto del territorio nipón.
Los expertos también consideran que otros factores que están contribuyendo a la mayor actividad de osos en zonas residenciales humanas son la cantidad creciente de granjas abandonadas y el descenso de cazadores y trabajadores forestales, todo ello derivado del declive demográfico que atraviesa Japón, sobre todo en zonas rurales.
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