El presidente argentino, Javier Milei, camina a la salida del hotel Othon Palace, en la playa de Copacabana rumbo a la cumbre de G20 este lunes en Rio de Janeiro (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira
El presidente argentino, Javier Milei, camina a la salida del hotel Othon Palace, en la playa de Copacabana rumbo a la cumbre de G20 este lunes en Rio de Janeiro (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

El Mercosur, el histórico bloque regional fundado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, atraviesa un momento de incertidumbre con al frente de Argentina. El líder libertario, crítico del multilateralismo y los bloques regionales, asumirá en breve la presidencia pro tempore del Mercosur, un rol que podría redefinir el futuro de la integración en un contexto de tensiones internas y desafíos globales.

Ya antes de ser presidente de , Milei expresaba abiertamente su rechazo a los acuerdos multilaterales, los cuales consideraba “anclas para la prosperidad”.

En sus palabras, “el Mercosur, como otros bloques regionales, está diseñado para beneficiar a políticos y burócratas, no a los ciudadanos”. Este discurso contrasta con la naturaleza del bloque, que ha sido tradicionalmente un pilar de la política exterior argentina y un motor clave para el comercio intrarregional.

Un bloque en transición

El , que integra a más de 300 millones de personas y representa una de las economías más grandes del mundo en términos de producto bruto interno (PBI combinado, enfrenta ya tensiones internas.

Venezuela, que se unió como miembro pleno en 2012, permanece suspendida desde 2017 debido a preocupaciones sobre su situación política y democrática. Mientras tanto, Bolivia, cuyo proceso de adhesión comenzó en 2015, sigue a la espera de la ratificación plena por parte de todos los miembros, lo que añade complejidad al panorama.

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La llegada al poder de Milei, hace ahora un año, supuso un nuevo factor de incertidumbre. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien ha abogado por una mayor flexibilidad dentro del bloque para permitir acuerdos bilaterales con terceros países, expresaba así sus dudas durante una rueda de prensa: “Es importante saber si Argentina, bajo Milei, buscará fortalecer el Mercosur o desarmarlo. Necesitamos claridad y compromiso”.

Por su parte, Brasil, el mayor socio del Mercosur, ha sido tradicionalmente el principal defensor del bloque. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva subraya la importancia de la integración regional como “una herramienta para enfrentar los desafíos globales”. Durante un foro en São Paulo, Lula afirmó: “El Mercosur no es perfecto, pero es un mecanismo vital para nuestras economías. Espero que Argentina continúe siendo un socio constructivo”.

Desafíos económicos y comerciales

El bloque enfrenta retos significativos en el comercio exterior. Según datos de la Secretaría del Mercosur, el comercio intrarregional ha caído en los últimos años y actualmente representa menos del 15% del comercio total de los países miembros. Además, las negociaciones con la para un acuerdo comercial, que comenzaron en 1999, siguen estancadas, lo que ha generado frustración entre los Estados miembros.

En este escenario, la postura de Milei de priorizar acuerdos bilaterales sobre los colectivos añade más incertidumbre. En entrevistas recientes, Milei ha señalado que “Argentina no tiene por qué limitarse a las restricciones del Mercosur. Si un acuerdo bilateral con Estados Unidos o China nos conviene más, vamos por ello”.

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Esta visión ha generado preocupación entre analistas y empresarios. “El comercio regional es crucial para las pequeñas y medianas empresas argentinas, especialmente en sectores como la agricultura y la manufactura”, según señala Carla Domínguez, economista de la Universidad de Buenos Aires. “Si Argentina abandona el Mercosur o lo debilita, estas empresas serán las más perjudicadas”.

En la sociedad civil y los círculos empresariales, las opiniones están divididas. Sin embargo, expertos en relaciones internacionales advierten sobre el impacto geopolítico de un posible debilitamiento del bloque. “En un mundo donde los bloques regionales ganan protagonismo, debilitar el Mercosur sería un paso atrás para toda la región”, opina Raúl Méndez, profesor de la Universidad Nacional de Asunción.

El futuro del Mercosur

La presidencia pro tempore del Mercosur, que rota cada seis meses entre sus miembros, será asumida por Argentina el próximo 6 de diciembre. Este rol otorga a Milei la oportunidad de establecer prioridades y liderar las discusiones del bloque, lo que será observado de cerca por sus socios.

A pesar de las tensiones, algunos ven una oportunidad en esta coyuntura. “La llegada de Milei podría ser un catalizador para discutir reformas necesarias dentro del Mercosur”, señala Luciana Silva, analista del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales. “Sin embargo, es crucial que esos cambios fortalezcan la integración y no la destruyan”.

Con un horizonte incierto, el Mercosur se encuentra en un momento decisivo. La postura de Javier Milei, combinada con los desafíos internos y externos, marcará no solo el futuro del bloque, sino también el rol de América del Sur en el escenario global.

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