El gobierno alemán se prepara para dejar de nuevo a un lado su sagrada norma del rigor presupuestario, a causa del creciente déficit provocado por el impacto de la pandemia del coronavirus.
“El próximo año nos veremos obligados a pedir una excepción a la regla sobre el límite del endeudamiento público”, anunció el ministro de Finanzas, Olaf Schloz, al grupo de prensa regional Funke el viernes.
El “freno al endeudamiento”, inscrito en la Constitución alemana desde el 2011, prohíbe al gobierno federal tomar prestado cada año más del 0.35% de su PBI.
Sin embargo, el ejecutivo puede, en circunstancias excepcionales, pedirle autorización a la cámara de los diputados para superar ese límite.
En marzo, ante el golpe económico causado la pandemia del nuevo coronavirus, Berlín tuvo que desbloquear cerca de un billón de euros para ayudar a las empresas en dificultades por las medidas de confinamiento, y a los trabajadores afectados por el desempleo parcial.
El gobierno federal tomó prestados en ese momento 218,500 millones de euros, tras varios años de superávit.
Tres meses después, Alemania dedicó 130,000 millones de euros a ayudas a los hogares y a inversiones “de futuro”, en el marco de un plan de recuperación de un alcance inédito.
Asimismo, el gobierno de Angela Merkel también relegará por un tiempo a un segundo plano otra de sus directrices políticas, la del "déficit cero" y la de no recurrir a préstamos.
Líder en disciplina presupuestaria
Hace unos meses, un cambio de este calibre habría sido políticamente inimaginable en Alemania, un país que durante años se ha erguido como el paladín del rigor presupuestario en Europa, dando lecciones a los países del sur, juzgados más laxos.
Pero la pandemia hizo volar en pedazos la estructura. La cancillería incluso aceptó una forma de mutualización de las deudas a nivel europeo para ayudar a los países más afectados, rompiendo otro tabú en el país.
En el segundo trimestre del año, Alemania registró una caída histórica de su actividad, con pérdidas de 10.1% interanuales, y la tasa de paro subió al 6.4%, frente al 5% de antes de la crisis.
En abril, en el momento álgido de las restricciones, la producción manufacturera bajó un 17.9%, los pedidos a la industria cayeron un 25.8% y las exportaciones --motor de la economía-- se hundieron un 31.1%.
El gobierno prevé una vuelta al crecimiento, como muy tarde, para octubre, y un repunte de 5.2% a partir del 2021.
Pero se prevé que la crisis todavía dure un tiempo y que el país no recupere sus niveles previos a la pandemia hasta el 2022.
Además, desde hace unas semanas se está dando un aumento de los contagios en el país, relacionado sobre todo con el regreso de turistas desde el extranjero, lo que hace temer que se vuelvan a imponer medidas restrictivas, que lastran enormemente la economía.
Elecciones a la vista
El anuncio del ministro de Finanzas, un socialdemócrata, también comporta una dimensión política y electoral.
Se produce unos días después de que su partido, el SPD, lo nombrara candidato a la cancillería para las elecciones legislativas de otoño del 2021, tras las cuales Angela Merkel tiene planeado dejar el poder.
Desde hace unos meses, los socialdemócratas, socios minoritarios de los conservadores en el gobierno federal, intentan tomar distancia incorporando medidas "progresistas" a su programa, con promesas de subvenciones para subir en los sondeos.
En las últimas encuestas cayeron al 16% en intención de voto, frente al 36% que acreditan a los conservadores.
El anuncio del ministro de Finanzas hizo reaccionar a estos últimos.
"La suspensión de la regla del freno al endeudamiento, excepcional, no debe convertirse en permanente", advirtió el viernes el diputado de la CDU Eckhardt Rehberg.
“El objetivo del gobierno debería ser de hacer todo lo posible para presentar un presupuesto equilibrado el próximo año”, señaló por su parte otro responsable de los democristianos, Wolfgang Steiger.