El Banco Central Europeo (BCE) cumple el 1 de junio su 25 aniversario ante el reto de luchar contra la elevada inflación sin desencadenar que la economía de la zona del euro entre en recesión.
Asimismo, la zona del euro debe completar la unión bancaria y progresar en la unión de los mercados de capital para reforzarse en situaciones de crisis como la crisis financiera global y la de endeudamiento soberano, que no la mataron, sino que la hicieron más fuerte.
Por ello, la unión bancaria cuenta desde 2014 con la supervisión única de los bancos a cargo del BCE y de la resolución única de bancos en quiebra, para que el coste para el contribuyente sea mínimo.
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Pero falta aprobar un sistema común de protección de los depositantes. La Comisión Europea (CE) presentó en abril de 2023 una propuesta legislativa centrada en los bancos medianos y pequeños.
También queda trabajo en la unión de los mercados de capitales y en la soberanía fiscal de la zona del euro en su totalidad, que no existe todavía y se da sólo en cada Estado miembro.
Ahora la prioridad es la lucha contra la inflación
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, enfatizó en la celebración el miércoles del 25 aniversario que la prioridad es que la inflación vuelva al 2%.
El director de Información de AXA IM en Italia y miembro del grupo de contacto del mercado de bonos del BCE, Alessandro Tentori, considera que es posible que la economía “haya entrado en un nuevo régimen, en el que la inflación no sólo es más alta durante más tiempo, sino también mucho más rígida que en el pasado”.
Por lo tanto, las herramientas habituales orientadas a la demanda podrían no ser adecuadas.
“No está claro que una recesión sea condición suficiente para enfriar la inflación”, dijo Tentori.
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El BCE preparó la introducción del euro
El BCE es desde hace 25 años el guardián del euro, la moneda que usan oficialmente como forma de pago casi 350 millones de ciudadanos en veinte países europeos.
Se creó el 1 de junio de 1998 con el objetivo de preparar la introducción del euro.
Para celebrar estos veinticinco años, Lagarde invitó el pasado miércoles a los principales líderes políticos europeos y a sus predecesores Mario Draghi y Jean-Claude Trichet.
El primer presidente del BCE, el holandés Wim Duisenberg, que presidió la entidad desde junio de 1998 hasta finales de octubre de 2003, murió el 31 de julio de 2005.
Fue el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, quien se mostró convencido de que el euro es “irreversible” y que más países adoptarán el euro.
Desde el principio estuvieron en el euro Bélgica, Alemania, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia y el 1 de enero de 2001 se unió Grecia.
Al lanzamiento del euro en enero de 1999 como divisa para transacciones electrónicas siguió en enero de 2002 la introducción física del euro con la distribución de los billetes y monedas para los pagos en efectivo.
Eslovenia se convirtió en el decimotercer miembro de la zona del euro el 1 de enero de 2007, seguida por Chipre y Malta un año después, Eslovaquia el 1 de enero de 2009, Estonia el 1 de enero de 2011, Letonia el 1 de enero de 2014, Lituania el 1 de enero de 2015 y Croacia el 1 de enero de 2023.
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Todos los presidentes del BCE afrontan crisis
Lagarde recordó en la ceremonia que Duisenberg tuvo que “afrontar las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre y la crisis de las ‘puntocom’”.
Su sucesor, Trichet, hubo de lidiar con la crisis financiera global y con la crisis de deuda soberana, que heredó Draghi, quien a su vez también se enfrentó a los recelos sobre el futuro de la zona del euro y, después, a un prolongado período de inflación demasiado baja, una media del 1.2%.
Grecia, Portugal e Irlanda fueron rescatados después de que los inversores les exigieren intereses desorbitados.
España logró asistencia para su sistema financiero a cambio de realizar reformas en su economía.
Los rescates no dieron tregua a las tensiones en los mercados contra el euro, pero Draghi frenó la especulación con un discurso en Londres en julio de 2012, en el que dejó claro que el BCE estaba preparado para hacer “lo que fuera necesario” para preservar el euro, es decir a comprar suficiente deuda soberana.
Inmediatamente bajaron los diferenciales de los países periféricos con los del centro.
Lagarde ha vivido la pandemia de coronavirus y el cierre de la economía, la invasión de Rusia a Ucrania, la crisis energética y una inflación disparada, de 4% de media.
(Con información de EFE)
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