El año pasado, no vino ningún líder. Este año será un poco diferente.
Mientras sigue la pandemia de coronavirus, los líderes de más de 100 naciones llegarán a Nueva York esta semana para la reunión anual de alto nivel de Naciones Unidas, un evento que tendrá lugar en una de las ciudades más afectadas por la epidemia mundial. Será un cambio comparado con la última reunión presencial de la Asamblea General en 2019, y también muy diferente de la versión totalmente virtual del año pasado.
Los líderes abordarán desafíos desalentadores lo suficientemente grandes como para asustar a cualquiera que dirija un país, desde una creciente crisis climática y severas desigualdades en las vacunas contra el COVID-19 hasta el futuro de Afganistán bajo sus nuevos gobernantes talibanes y el empeoramiento de los conflictos en Myanmar y la región de Tigray en Etiopía.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha mencionado muchos otros signos de un mundo más caótico, inseguro y peligroso: el aumento de la pobreza y el hambre; los avances de la tecnología “sin barandillas” como armas autónomas letales; los riesgos del colapso climático y la guerra nuclear; y la creciente desigualdad, discriminación e injusticia que provocan protestas en las calles, “mientras las teorías de la conspiración y las mentiras alimentan profundas divisiones dentro de las sociedades”.
El jefe de la ONU sigue repitiendo que el mundo se encuentra en “un momento crucial” y debe cambiar de marcha hacia “un mundo más verde y seguro”. Para hacer eso, los líderes deben darle “dientes” al multilateralismo, comenzando con una acción conjunta para revertir el fracaso mundial para abordar el COVID-19 en 2020 y garantizar que el 70% de la población mundial esté vacunada en la primera mitad de 2022.
Pero como suele suceder con en la ONU, queda por ver si las reuniones de alto nivel, que comienzan el lunes y terminan el 27 de septiembre, logran un progreso real.
Después de que el COVID-19 obligó a los líderes a pronunciar discursos pregrabados a distancia en la reunión del año pasado, más de 100 jefes de estado y de gobierno y más de dos docenas de ministros decidieron venir a Nueva York este año a pesar de la pandemia. Eso refleja el papel único de Naciones Unidas como plaza de la ciudad mundial para los 193 países miembros, ya sean pequeños o grandes, débiles o poderosos.
Richard Gowan, director de la ONU del International Crisis Group, dijo que la primera reunión en persona de la Asamblea General desde que comenzó la pandemia —aunque unos 60 líderes han optado por pronunciar discursos pregrabados— no solo es simbólica sino una oportunidad para “demostrar que la cooperación importa”.