
Apenas horas después de que la administración Trump impulsara una “fuerza internacional de represión de las bandas” a través de las Naciones Unidas para estabilizar Haití, los legisladores estadounidenses destruyeron la última industria estable del país.
Una ley de dos décadas de antigüedad que permite la entrada de textiles haitianos en Estados Unidos libres de impuestos expiró el martes, cuando el gobierno de Washington cerró.
En un país asolado por la delincuencia y la violencia desenfrenada de las bandas, el sector textil es uno de los pocos que funciona y constituye una importante fuente de ingresos para el país, según Maulik Radia, presidente de la Asociación Industrial de Haití.
La industria da empleo a más de 24,800 personas y las exportaciones a EE.UU. ascendieron a US$ 538 millones en los 12 meses transcurridos hasta julio. Sin el acuerdo comercial, es poco probable que esas empresas puedan seguir funcionando, advirtió.
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“Una vez que se pierden estos puestos de trabajo, se crea un terreno fértil para que las bandas recluten a más gente”, afirmó en una entrevista antes de que expirara la medida de exención de aranceles. “Aunque apreciamos que EE.UU. se preocupe por las cuestiones de seguridad en Haití, esta podría ser la mayor ventaja para la seguridad del país”.
Sin el acuerdo, las exportaciones de Haití hacia EE.UU. están sujetas a aranceles de entre el 14% y el 30%, además del arancel recíproco del 10% al que se enfrentan la mayoría de los países.
La Ley de Oportunidades Hemisféricas para Haití a través del Fomento de la Asociación, o HOPE, se estableció en 2006 y se modificó en 2008. Desde entonces, las preferencias comerciales se han prorrogado de forma regular, con el apoyo bipartidista y sin grandes sobresaltos. En 2015, el Congreso prorrogó la HOPE por 10 años.
La Asociación Americana de Ropa y Calzado había estado presionando durante los dos últimos años para que se prorrogara el acuerdo. También había esperanzas de que una resolución de última hora pudiera salvar el acuerdo. Pero al final, el estancamiento de Washington hundió esos intentos.
El miércoles, el grupo pidió a los legisladores que aprobaran un nuevo acuerdo con carácter retroactivo.
“A pesar del compromiso persistente y constructivo de una amplia gama de partes interesadas, el Congreso no ha logrado renovar estos programas mutuamente beneficiosos, cediendo en última instancia más fuerza a la influencia manufacturera de China al colocar obstáculos innecesarios en el camino de alternativas de abastecimiento viables”, dijo Beth Hughes, vicepresidenta de comercio y aduanas de la organización, en un comunicado.
Haití, el país más pobre de América, se encuentra bajo el control de bandas fuertemente armadas que no han hecho más que ganar poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021.
Las bandas controlan ahora el 90% de la capital y más de 3,000 personas han sido asesinadas este año, según la ONU. El martes, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una iniciativa respaldada por Estados Unidos para enviar unos 5,500 soldados internacionales al país con el fin de estabilizarlo.
Radia afirmó que no hay ninguna razón económica para dejar que el acuerdo caduque. Estados Unidos tiene un superávit comercial de US$ 437 millones con Haití, y este país es uno de los principales importadores de arroz de Estados Unidos. Incluso la industria textil funciona en gran medida con algodón estadounidense.
Hace cinco años, el sector textil de Haití empleaba a más de 60,000 personas. Y había esperanzas de que el enfoque de la administración Trump en las industrias de deslocalización cercana pudiera darle un impulso. Pero los puestos de trabajo que se pierden debido a la expiración actual “terminarán en Extremo Oriente y Asia”, dijo Radia. “Esa es la verdadera ironía de todo esto”.








