El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) dijo en un informe presentado este lunes que la reproducción de la desigualdad en América Latina y el Caribe va en aumento y se mantiene por arriba de otras regiones, afectando la movilidad social y comprometiendo el crecimiento y la estabilidad político-institucional de los países.
Estos son, entre otros, los temas que se tocan en el Reporte de Economía y Desarrollo (RED2022) “Desigualdades heredadas: El rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones”.
El estudio destaca con cifras la forma en que esta desigualdad persiste y se transmite de generación en generación, al señalar que en la región “el 10% más rico se queda con el 55% de los ingresos y el 77% de la riqueza, (mientras que) el 50% más pobre recoge el 10 % de los ingresos y tan solo el 1% de la riqueza”.
Es así que la falta de oportunidades para formar capital humano, obtener buenos empleos en los mercados laborales y acumular activos, así como la desigual inclusión financiera, “son factores claves detrás de la conexión intergeneracional de las desigualdades”, apunta el análisis.
“Desde hace décadas, siglos, una de las regiones más desiguales del mundo es América Latina, y lo sigue siendo pese a los progresos económicos y sociales de los últimos 20 años, pero eso no ha sido suficiente para deshacer las raíces profundas que tiene la desigualdad en nuestra región”, dijo en el lanzamiento del RED2022 el presidente de CAF, el colombiano Sergio Díaz-Granados.
El ejecutivo de CAF señaló que las cifras de esta desigualdad indican que “una pequeña porción de nuestra población logra retener gran parte de la riqueza que genera la región, y esas disparidades se extiendan por supuesto también a las oportunidades educativas y laborales de los latinoamericanos y caribeños”.
La desigualdad en cifras
Agregó que esas cifras se ven a diario en las formas “más crudas” que se puedan imaginar: “millones de niños y jóvenes habitando las zonas más rezagadas de las grandes ciudades, en favelas, chabolas o en regiones que parecen remotas por la ausencia de infraestructura y de los servicios más fundamentales para la vida”.
Díaz-Granados explicó que esto se traduce en que en América Latina existen “161 millones de personas, es decir 2,5 de cada 10 que no tienen acceso a agua potable, o aun más, 431 millones de personas, 7 de cada 10, sin acceso a saneamiento”.
“La escasa movilidad social es un problema importante para América Latina y el Caribe. Y lo es no solo por sus consecuencias sobre la equidad, sino también por su impacto en otros componentes centrales del desarrollo económico como el crecimiento y la estabilidad político-institucional”, dijo por su parte Dolores de la Mata, coautora del reporte y economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF.
Propuestas para impulsar la movilidad social
El Reporte de Economía y Desarrollo de CAF plantea que enfocar los esfuerzos en grupos poblacionales como los afrodescendientes, indígenas, en las mujeres de entornos más vulnerables y residentes en zonas segregadas podría ayudar a mejorar las oportunidades de movilidad ocupacional y de ingresos.
También recomienda poner atención en políticas que usualmente no se piensan como promotoras de la movilidad social, como las mejoras en el transporte público que tienen el potencial de acercar las oportunidades laborales de calidad a poblaciones que viven en zonas desventajadas y alejadas de los centros productivos.
Las propuestas indican que el logro de una mayor movilidad social en la región está en manos de múltiples actores, tanto del sector público como del privado, con el desafío así de lograr los consensos necesarios para “ampliar las políticas redistributivas que rompan los lazos intergeneracionales de la desigualdad”.
(Con información de EFE)