El Banco Central Europeo (BCE) ha revisado al alza su previsión de inflación en la eurozona para este año hasta el 8.1%, 1.3 puntos por encima de la anterior, así como las del 2023, hasta el 5.5% (dos puntos más) y del 2024, hasta el 2.3% (dos décimas más).
Tras la reunión del Consejo de Gobierno, el BCE ha informado también de que rebaja sus previsiones de crecimiento económico de la zona euro para el 2023 hasta el 0.9% (1.2 puntos menos que en su anterior estimación), y para el 2024, hasta el 1.9% (0.2 puntos menos), pero ha elevado la del 2022 hasta el 3.1% (tres décimas más).
El BCE achaca esta rebaja a una ralentización “sustancial” del crecimiento en la zona euro y espera un estancamiento en el último trimestre de este año y el primero del 2023 debido al impacto de las disrupciones en el suministro de energía y la mayor inflación.
En concreto, las previsiones calculan un crecimiento del 0.1% en el tercer trimestre de este año, al que seguirían una contracción del 0.1% en el cuarto trimestre y un primer trimestre del 2023 “plano”.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha apuntado a cuatro factores explicativos: la inflación está reduciendo el gasto y la producción, el rebote de los servicios tras la pandemia perderá fuerza en los próximos meses, la debilidad de la demanda global y la pérdida de confianza de familias y empresas.
La ralentización afectará al empleo, que se espera que mantenga su resiliencia -el BCE ha subido una décima la tasa de paro para 2022, al 6.8%, pero baja una décima en el 2023, también al 6.8%-, y aunque los salarios podrían aumentar para compensar la inflación, continuarán “contenidos” en términos generales.
Inflación continuará por encima del 9% todo el 2022
En cuanto a la revisión de las previsiones de inflación, el BCE explica que la presión de los precios se ha seguido reforzando y extendiéndose por la economía, por lo que la inflación “podría aumentar más” en el corto plazo, hasta el punto de que espera que continúe por encima del 9 % el resto de 2022.
Entre los factores que explican este repunte cita los precios de la energía -”extraordinariamente altos” en el caso del gas, según Lagarde- y los alimentos, así como la presión de la reapertura de la economía, los cortes de suministro y la baja tasa de paro.
La inflación subyacente (excluidos energía y alimentos) se situará en el 2022 en el 3.9%; en el 2023, en el 3.4%, y en el 2024, en el 2.3%.
El banco confía que la inflación se moderará cuando los factores que la impulsan se disuelvan y la normalización de la política monetaria haga efecto, aunque continuará por encima del objetivo del 2% al cierre del periodo, en el 2024.
Las previsiones se basan en el supuesto de que los precios del gas continuarán elevados y será necesarias medidas de ahorro, así como que no se producirá un racionamiento de gas, aunque sí cortes de producción en los países más dependientes de Rusia.
BCE baraja una recesión si empeora el suministro de gas
Más allá del escenario base, el BCE también esboza un escenario adverso, en el que se producen severas interrupciones del suministro de gas, combinadas con un invierno frío que dispare la demanda de calefacción, mayores precios y paradas de producción.
En este escenario -que, ha insistido Lagarde, “difiere de la situación actual”-, el BCE prevé un crecimiento de la economía de la eurozona del 2.9% este año, una contracción del 0.9% en el 2023 y de nuevo un crecimiento del 1.9% en el 2024.
Por lo que respecta a la inflación, se dispararía al 8.4% en el 2022, el 6.9% en el 2023 y el 2.7% en el 2024.