(Foto: AFP)
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Veinte personas participaban en una barbacoa en Schwerin, en el norte de , el último domingo de abril cuando, de pronto, alertada por una vecina, llegó la policía y multó a los comensales por incumplimiento del .

La mure que alertó a la policía -"escandalizada por el comportamiento" de sus vecinos- se jacta de su actitud en las redes sociales, abriendo un debate sobre el retorno de la delación en plena crisis epidémica por .

La cuestión es particularmente sensible en un país atormentado por su historia, donde la denuncia se elevaba a casi doctrina de estado bajo el régimen nazi y luego en la República Democrática Alemana (RDA), durante el régimen comunista que imperó en Alemania del este.

Los tuits con la palabra #Denunziant ("soplón"), inundan la red y multiplican las comparaciones con el III Reich o con la policía política de la ex RDA.

"Todo esto refuerza un prejuicio profundamente arraigado de los alemanes contra sí mismos", estima el profesor de psicología Christian Stocker en el semanario Spiegel.

Pero para él, esto no es algo específico de Alemania. En todas partes del mundo, en un clima de ansiedad, la población se divide entre reflejos de solidaridad y aspiración al orden, con la consecuente sanción de los infractores.

Desconfianza

Muchos países que han establecido normas de confinamiento para contener la propagación del Covid-19 están recibiendo una afluencia similar de mensajes.

En Nueva Zelanda, un sitio especialmente dedicado a ello se saturó bajo la avalancha de avisos. En Sudáfrica, una boda fue interrumpida después de una llamada anónima, y en Francia, el número de emergencia 17 está colapsado por las llamadas de delación.

"El fenómeno es universal, pero con características regionales diferentes. Esto ocurre más a menudo en las aglomeraciones urbanas, donde muchas personas dependen unas de otras, que en las zonas menos pobladas donde hay más espacio", explica Rafael Behr, profesor de criminología y sociología en la academia de policía de Hamburgo.

Según él, "cuanto más dura el estado de emergencia, más disminuye la actitud prosocial y más aumenta la desconfianza, por ejemplo si el vecino es contagioso y la sospecha crece".

En Alemania, la policía recibe diariamente varios centenares de estas denuncias, ya sea por teléfono, correos electrónicos o mensajes en las redes sociales, según un recuento efectuado por la AFP.

Sven Muller, portavoz de la policía de Múnich, explica que "entre 100 y 200 ciudadanos llaman todos los días" al respecto.

En Brandeburgo, la policía intervino en 2,930 ocasiones por infracciones a las normas sanitarias entre el 20 de marzo y el 7 de abril. "Alrededor de dos tercios de estas operaciones estaban relacionadas con denuncias de ciudadanos", precisa su portavoz, Stefanie Klaus.

En la mayoría de los casos, se trata de accesos a lugares públicos prohibidos, como estadios o bien a fiestas en departamentos. "Sin embargo, no todas las llamadas implican siempre una intervención", comenta Heidi Vogt, portavoz de la policía berlinesa.

A finales de marzo, desbordada por los mensajes, la policía de la capital alemana pidió en Twitter que los habitantes dejaran de saturar el número de emergencia 110, "no destinado a denunciar violaciones al confinamiento".

El senador de Asuntos Internos de Berlín, Andreas Geisel, instó a los electores a que actuaran con discernimiento.

"Con un confinamiento ligero, como en Alemania actualmente, la libertad relativa reside en la capacidad a obligarse a sí mismo (a cumplir con él)", explica el historiador y politólogo Klaus Peter Sick. A falta de autodisciplina, pueden denunciarse los comportamientos considerados "irresponsables".

Sin embargo, más allá de la protección de la comunidad mediante la denuncia de los delitos, algunos pueden querer aprovechar la situación para ajustar cuentas personales.

“Siempre es así en tiempos de crisis, sobre todo cuando dan lugar a nuevas regulaciones que permiten invocar la justicia. Quien esté celoso de su vecino tiene ahora la posibilidad de denunciarlo por la menor violación de las reglas al coronavirus”, resume Behr.


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