La agricultura familiar y su adaptación al cambio climático será clave para garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial, la directora del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Margarita Astrálaga, en la Cumbre del Clima que se realiza en Madrid (España).
Según esta colombiana, hay 550 millones de familias que trabajan en agricultura familiar: "dos billones de personas que depende directamente de esa agricultura y esas personas en los países en desarrollo son los que producen el 80% de los alimentos de sus países".
"Son los más vulnerables al cambio climático, dependen de si llueve o no para poder cultivar, porque ellos no tienen riesgos sofisticados, no tienen acceso a luz, a carreteras o un lugar donde guardar la cosecha", explica.
En ese sentido, la directora apunta a que su función es "fundamental si queremos garantizar la seguridad alimentaria".
"Si no tomamos acción y les damos financiación, ellos no podrán sobrevivir haciendo el trabajo que hacen, pero también avanzar porque cada vez que viene un choque climático ellos lo sufren los primeros", insiste.
Y es que, según declara, los pequeños agricultores y pescadores que viven en países en vías de desarrollo "saben perfectamente qué es el cambio climático porque lo sufren día a día" y por ende, "no necesitan que nadie vaya a darles un curso" sobre la materia.
Astrálaga incide en la necesidad de que los fondos, que han de ser aprobados en esta Cumbre del Clima a través de varios mecanismos y que son uno de los grandes puntos de las negociaciones, "lleguen a quien los necesita".
"La cuestión es cómo harán los países para trasladar esos fondos a abajo del todo, a los agricultores que, en ciertos casos, algunos no saben ni leer ni escribir", se pregunta.
Recuerda que el Acuerdo de París, aprobado en el 2015 y que desde enero del 2020 empieza a exigir metas más ambiciosas a las partes, no incluye ni una sola mención a la agricultura pero celebra los “muchísimos avances” que se han hecho desde entonces, según declara.
La ventaja de esta COP, a su juicio, "es que pasa muy cerca de la reunión de Nueva York (en setiembre) donde los países hicieron compromisos muy grandes y España se ha comportado de una forma admirable al organizar todo esto en 40 días, eso ha ayudado mucho a que la gente llegue con mucho ánimo".
“Ese ánimo te da mucha esperanza, todos los delegados lo sienten, lo más importante es el mensaje de que sí podemos, si estamos todos juntos, si salimos todos pensando que sí, podremos tener cambios importantes”, zanja optimista.